33 | Un Problema Oculto (2)

830 80 4
                                    


—... Bueno princesa, ahora voy a responder todas tus preguntas — le dijo Deborah a Poché, a quien había esposado en la parte trasera del área de la piscina, entre unos tubos de hierro.

— ¿Qué le hiciste a Pedro? — le preguntó Poché, viéndola con rabia.

— Primero que todo; es de muy mal gusto invadir la privacidad de los demás. Muy mal hecho bonita — Mencionó señalándola con el dedo — Y, por tu mayordomo no te preocupes, está en el cuarto de servicio. Tuve que ponerlo a dormir — se sentó frente a ella.

— ¿Qué es lo que pretendes Deborah? ¿A qué estás jugando?

— No juego nada mi amor. Lo nuestro es real y verdadero...

— ¿Lo nuestro? Tú y yo no tenemos nada.

— Y todo por culpa de la estúpida de Daniela... Si ella no hubiera regresado tú no me hubieras dejado. Pero el inútil de su padre no pudo retenerla como me lo prometió — dijo mientras se rascaba la frente con la pistola.

— ¿De qué estás hablando? — Deborah sonrió — ¿Tú te aliaste con Germán para que él se llevará a Daniela? — Deborah asintió mientras seguía sonriendo — Eres una desgraciada — dijo la morena entre dientes.

— Sí, lo soy. Toda mi vida ha sido una desgracia desde que el amor de mi vida murió en ese maldito accidente — dijo muy pensativa — Ella era la única que me amaba y sanaba mis angustias. No íbamos a casar ¿sabías? — mientras hablaba su mirada se veía perdida.

— ¿Y nosotras qué culpa tenemos?

— Ninguna mi amor. Tú no tienes culpa alguna — le dijo Deborah mirándola — pero desde el primer día que te vi la vi a ella, a mi Nat. Cuando llegaste al rancho mi corazón latió fuerte, y después cuando te empecé a conocer y hablar contigo fue inevitable enamorarme de ti. Es que... Eres idéntica a mi Nat, no solo en lo físico sino en TODO. Tú eres ella María José...

— ¡Yo no soy "tu Nat"! — gritó — Yo soy María José Garzón y amo a Daniela Calle  — le dijo con firmeza.

Deborah se puso de pie, se acercó rápidamente a ella y le apuntó con el arma.

— Si vuelves a mencionar el nombre de esa infeliz te voy a volar los sesos ¿Me entendiste? — la chica estaba alterada — Estoy harta de escucharte decir que la amas... Desde aquella noche que te escuché decírselo  a ella, cuando te rechazó y te dijo que solo quería tener sexo contigo — Poché abrió los ojos en grande.

— ¡¿Qué?!

— Sí María José, las escuché discutir cuando ya me iba a acostar. Pero volví a la fogata cuando escuché que saldrías de la habitación. Y ahí te esperé para consolarte, para acercarme más a ti y saber más de ti. — dijo volviéndose a sentar frente a ella.

— ¿Y cuál es el objetivo de todo esto Deborah?
¿Crees que haciéndole daño a los demás vas a solucionar tus problemas?, ¿crees que vas a ser feliz?. No Deborah, todo esto te va a hundir más. Física y emocionalmente te vas a hundir.

— Pues nos hundimos todos entonces. Porque yo no voy a permitir que te vuelvan a arrebatar de mi lado, Nat...

— ¡Que yo no soy Nat por un demonio! — gritó Poché con frustración.

— Si lo eres, y nadie te va a alejar de mí, ¿me escuchaste?...

— Estás mal Deborah. Estás muy mal, y no quieres darte cuenta del gran error que estás cometiendo — dijo Poché negando con la cabeza.

— Sé perfectamente lo que estoy haciendo. Lo sé desde el momento en que te vi... Yo no sabía que eran las chicas a las cuales mi papá estaba buscando, ni siquiera sabía que las había secuestrado — dijo mirando hacia la nada — Hasta que Tiberio me lo comentó, pero cuando él me lo dijo ya había llamado a mi padre. Entonces decidí dejarte ir para después buscarte...

Stay Together Donde viven las historias. Descúbrelo ahora