25 |En La Intimidad

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—... Es mi hija y es conmigo con quien tiene que vivir. Así que no te metas en esto mamá — le decía Germán a su madre.

—Por esa razón es que tienes que dejarla ser libre. Esa niña se está enfermando aquí encerrada...

—Daniela lo que necesita es un buen escarmiento, está haciendo todo esto por capricho.

—Es mayor de edad, tiene derecho de vivir donde quiera y con quien quiera. ¡Deja a la niña en paz, por favor! — le exigió — Si me enteró que la tienes amenazada, me voy a olvidar que eres mi hijo y te voy a denunciar por secuestro — lo señaló con el dedo — Estoy harta de tus abusos, y no voy a permitir que arrastres a tu hija a la mala vida que llevas.

—Mamá, te dije que no te metas en los problemas con mi hija. Lo mejor será que te olvides de Daniela o...

—¿O qué? — Lo interrumpió — ¿Me vas a matar?, ¿Ma vas a amenazar? — Inquirió mirándolo fijamente a los ojos — Yo no te tengo miedo Germán. Tú deberías tenerme miedo a mí, y lo sabes. He guardado silencio por mucho tiempo, dándote la oportunidad para que cambies. Pero no voy a permitir que le hagas daño a mi nieta. Esa niña no tiene la culpa de tus malas decisiones, así que hoy mismo se va conmigo y tu no me lo vas a impedir — le dijo con autoridad.

—Está bien mamá, dejaré que Daniela regrese a tu casa — acepto asintiendo con la cabeza.

...

... ¿Sí crees qué Poché me crea? — le preguntó Daniela a su prima quien la ayudaba a preparar sus maletas.

—Por supuesto que te va a creer. Poché te ama, y cuando sepa que tú también lo haces estoy segura que va a dejar a la tal Débora esa.

—Eso espero, porque muero solo de pensar que duerme junto a ella, en la misma cama y teniendo sexo todas la noches ¡Grrrrr! que rabia — concluyó enojada.

—¡Daniela! — Germán tocaba la puerta.

—¡Es mi papá! — exclamó en voz baja — Entra las maletas en el clóset... ¡Ya va papá!

Juliana escondió la maletas mientras Daniela iba a abrir la puerta.

—Ya — susurró Juliana y Daniela abrió la puerta .

—¿Por qué no abrías? — le preguntó mientras entraba a la habitación.

— Juli se estaba probando una ropa que le dí — dijo señalando algunas prendas que estaban regadas en la cama.

Germán las miró a las dos, un poco dudoso.

—¿Me puedes dejar a solas con tu prima? — le dijo a Juliana. Ella asintió con una risa nerviosa, para después salir de la habitación y cerrar la puerta.

—¿Qué quieres papá?

—Me imagino que ya sabes que tu abuela vino por ti — Daniela negó — Así es, tu abuelita se atrevió a amenazarme y obligarme a dejarte ir con ella. Ella sabe que es la única persona sobre la tierra que puede darme una orden y que yo la cumpla, es por eso que lo hace...

—¿Entonces me dejarás ir? — Él asintió. Daniela sonrió levemente.

—Pero no creas que con esto te estás librando de mí, y que vas a ir tras la chiquilla esa — le dijo con seriedad — Te estaré vigilando Daniela, y si me entero de que estuviste cerca de esa niña, no pensaré dos veces en acabar con ella — le advirtió — ¿Me entendiste? — Daniela asintió —¡No escuché! — gritó.

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