Cuando a Hae Soo le llegaron todos esos rumores (que ni tan rumores eran) sobre su hijo, no sabía que pensar, primero pensó que eran habladurías de la gente, que siempre estaba buscando de quién hablar mal y habían escogido a su hijo porque éste era demasiado extrovertido y siempre estaba metido en todos lados, pensó que era pura envidia porque Baekhyun estaba encantando a muchas jovencitas y se sentía orgulloso de su hijo aunque no le hubiera presentado ninguna novia y hubiera evadido el tema un millón de veces.
Fue hasta que alguien, un hombre del pueblo, vino con Baekhyun a rastras, diciendo que estaba con su hijo, Hae Soo pensó en muchas cosas en ese momento, sin embargo, pensó que gritarle y castigar a Baekhyun no cambiaba las cosas, no cambiaba nada, hiciera lo que hiciera, la naturaleza de su hijo era esa y ya no había nada que hacer, por eso fue que solo le quedó defender a Baek.
Si bien su pequeño hijo siempre había sido demasiado frágil y delicado, realmente no era precisamente lo que su imagen reflejaba, Baekhyun incluso si era más bajo que otros niños y más bonito, realmente siempre parecía preparado para los golpes, para lo que viniera, pensaba que eso lo haría alguien realmente respetado en el pueblo, sin embargo, parecía haberse equivocado o al menos eso era lo que estaba pensando.
¿Qué estaba decepcionado? Claro, como nunca en la vida, no podía negar eso, no lo haría jamás, claramente estaba triste, demasiado, pero le estuvo dando vueltas mucho rato, Baekhyun era más que esa etiqueta que todo el pueblo se había encargado de ponerle, era alguien gracioso, listo y sobre todo, era el perfecto heredero de la familia.
Pensaba que Baekhyun terminaría huyendo de ahí porque no iba a querer ser etiquetado, así que pensó que no valía la pena seguirlo entrenando en su negocio familiar, sin embargo, a pesar de todo lo que decían de él, Baekhyun llegaba cada mañana para ayudarle, preguntaba cosas, ayudaba en otras, era perfecto en las tareas, el mejor sin lugar a dudas y Hae Soo supo que se había equivocado, su hijo seguía siendo eso, su hijo y nada cambiaba eso, era por eso que apenas cuando había llegado a la edad perfecta, había puesto todo el negocio a su nombre, Baekhyun era el dueño de todo eso y ahora, solo quedaba esperar que pudiera conseguir un buen hombre.
Hae Soo ahora quería eso, quería que su hijo estuviera con alguien que no le diera vergüenza estar a su lado, porque su hijo no era una opción, era todo un privilegio, así que quería a alguien que estuviera completamente prendado de su hijo, que lo viera como una joya, que lo presumiera en todos lados, pero hasta ese momento, no había llegado nadie así y dudaba mucho que alguien en ese pueblo lo hiciera, pero tampoco quería que Baek se fuera al exterior a buscar a alguien y tampoco quería que nadie del exterior sin sus costumbres estuviera con él.
Estaba en un dilema.
Pero de algo estaba muy seguro, no quería que el citadino fuera el afortunado.
Le daba muy mala espina, Chanyeol era muy raro, tan solo lo había visto mal cuando vio que estaba en su santuario con tenis, no se lo creía, pensaba que en serio no sabía nada de los santuarios, de ese sitio, incluso algunos visitantes hacían el esfuerzo por parecer uno más de ahí, sin embargo, Chanyeol era el peor en eso, ni siquiera lo estaba intentando, claramente no le importaba para nada su hijo, no le importaba nada de lo que pudieran pensar de él.
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Hacerse querer
RomanceYeol es un agente inmobiliario acostumbrado a la buena vida. Le gusta su té chai en las mañanas y ver hombres guapos en el gimnasio, pero todo esto se ve alterado cuando lo mandan a un pueblito recóndito a conseguir unos terrenos ganaderos a cómo de...