Vine a su habitación en busca de ropa sucia para ayudar a mhee con la limpieza y terminé encontrando una caja llena de recuerdos de Alexa La chica le sonreía a Freen de una forma única, o eso es lo que se logra apreciar en las fotos. Si bien, Alexa resplandecía luz, Freen desprendía amor. El tamaño de su sonrisa, el brillo en sus ojos y lo sonrojado de sus mejillas, no eran nada comparado con lo que mi esposa es ahora.
Yo no tuve la suerte de conocer a esa Freen.
Me gustaría poder abrirme a la idea de amar a alguien. Poder conocer a una persona con la que logre mirarme y logre trasmitir, la misma intensidad con la que las chicas de la foto se ven. Pero me temo que el amor real, no es para todos, y estoy bien con eso. Supongo que en otra vida será menos complicado.
–¿Qué haces?
Me doy la vuelta y veo a Freen con una expresión de sorpresa, observándome desde la puerta.
–Lo siento... –guardo las cosas rápidamente–. Solo pillé la caja y mi curiosidad me ganó –digo apenada.
–Tranquila –camina hacia mí y se sienta a mi lado en el suelo–, no me molesta –toma la caja en mis manos, para luego abrirla–. Hace mucho no veía estas cosas.
No digo nada, solo la contemplo mientras revisa las pertenencias de aquella caja.
–Le encantaba tomar fotos, así que hay muchas aquí –sonríe levemente–..
¿Entonces esta no es la casa en donde ellas vivían?
–Estoy confundida –hablo–. Creí que tú y ella vivían aquí.
–No, vivíamos cerca de mi padre, en una casa más grande –sigue mirando las fotos mientras habla–. Esta casa la compré unos meses antes de que tú y yo nos casáramos.
Guardo silencio y me quedo a su lado... en silencio.
...
–¿Freen no se molestará por mi visita?
–Claro que no, ni siquiera está en casa, así que no te preocupes –tranquilizo a mi amigo
–Es que el otro día parecía como si odiara mi presencia.
–Es porque piensa que estás enamorada de mí.
O eso es lo que creo...
Cristian se queda analizando lo que acabo de decir. Segundos después empieza a reír sin control.
–¿Está loca? –sigue riendo– ¿Le contaste que tuvimos sexo verdad?
–Si –lo admito.
–¿Y por qué no le has dicho que tuvimos sexo porque te confundí con alguien más?
–Porque es divertido ver como analiza cada interacción que tenemos tú y yo.
–A mí no me engañas, te gusta verla celosa –Cristian se lanza de espaladas a la cama–. Becky –dice mi nombre en un tono más serio.
–¿Qué ocurre?
–A ella le gustas, pero ¿y a ti?, ¿te gusta?
¿Me gusta? No lo sé. Con Freen todo ha sido tan raro, desde el principio, y a pesar de que hemos evolucionado como matrimonio, no sé si el tener sexo y ver películas sirvan para confirmar si me gusta o no.
–No lo sé, creo que por ahora prefiero no estresarme con eso y seguir disfrutando del increíble sexo que tenemos –me lanzo a su lado–. Sin ataduras, ya sabes.
–¿Sin ataduras? –me mira incrédula–. Es tu esposa Bec, de por sí ya estás atada a ella, te guste o no.
Mierda, es cierto.
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Solo es un contrato
Science Fictionfreen obligada a estar con una chica que no ama rebecca una chica de 25 años casada con freen