Vivir

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Un escalofrió recorre mi cuerpo algo que nunca había experimentado

-Ya llego tu salvador—Dice Abraham sonriendo, observa los alrededores  y resopla— Fútbol no se qué tiene de diversión

-Yo tampoco lo entiendo—Él baja la mirada y me observa –Pues vámonos de aquí

-Me parece perfecto a dónde iremos

-A comprar una guitarra—Dice sonriéndome

-No tienes ninguna

-Aquí no tengo ninguna comprare una pequeña para poder transportarla fácil—Dice mientras salimos a la avenida

-Espera teníamos que pasar por mi auto—Él me observa como si lo que dijera fuera una cosa rara

-De eso nada señorita caminaremos hasta encontrar el metro, mas fácil y menos contaminación

-Necesito mi auto—Digo histérica él suelta una carcajada

-No te vas a perder—Se queda pensativo hasta que dice—Mira Mia mientras estés conmigo te protegeré y nada te va a pasar de acuerdo

Me observa y por primera vez en mi vida me siento protegida con una palabras yo logro asentir pero para romper este momento incómodo

-Vale pero si hay señores gordos y lujuriosos los mantendrás al menos a dos metros de mi

-Claro no te preocupes—Dice mientras entramos a la estación observo todo, tiene bastante tiempo que no usaba el metro veo como la gente corre de a un lado a otro como siempre, el trayecto es corto más de lo que imagine

-Ya llegamos—Digo sorprendida

-Claro solo falta caminar unas calles y listo

-Muy lejos—Él me observa y sonríe

-Vamos floja, es poco

-No soy floja—Miento

-Claro que lo eres—Dice él con esa extraña manía de saber cuándo miento
Caminamos varios minutos hasta que entramos a una tienda de música hay guitarras por todos lados en las paredes,  en bases, en vitrinas, bastantes teclados y muchos más instrumentos caminamos Abraham observa todas una por una y yo imito sus movimientos

-Esta—Dice Abraham señalando una pequeña guitarra

-¿Seguro?—Digo mientras observo

-Claro es preciosa espérame iré a pedirla—Dice observo cómo va al mostrador hay una joven castaña y alta desde lejos puedo ver como observa a Abraham detenidamente, yo al igual que ella lo observo más detalladamente como hasta ahora nunca lo había hecho observo que es alto quizá diez o quince centímetros más que yo observo su cuerpo bien definido debe hacer ejercicio porque no noto ningún rastro de grasa en él, es un chico fuerte veo que viene con una nueva guitarra en la espalda y sonríe cuando me atrapa observándolo

-Disfrutando el paisaje—Dice con una sonrisa irónica

-Prefiero el bosque gracias—Él suelta una carcajada

-Me parece bien te invito un helado—Dice mientras salimos de la tienda y vamos por un helado

-Al fin—Digo cuando me siento en un pequeño sofá en la heladería

-¿Cansada?

-Agotada diría yo –Él me sonríe

-No acostumbras a salir, no se a dar una vuelta—Dice Abraham moviendo su mano en el aire y pienso realmente a veces soy muy ermitaña a menos de que salga con Sofía y Sebas

-No

-Se puede saber porque—Dice mientras devora su helado

-No veo una razón para salir prefiero la comodidad de mi  hogar—él me observa y se queda pensativo—Oye que pasa

-Pensaba—Dice recomponiéndose

-Se puede saber ¿Qué?

-Claro pensaba que no hay nadie especial en tu vida para hacer que salgas de tu vida monótona necesitas diversión, alguien que te haga reír como loca y que te muestre las diversiones de la vida

Lo observo y pienso es verdad que no hay nadie lo suficientemente capaz de hacerme desear divertirme

-Y tu punto es—Digo

-Que yo voy a ser esa persona—Dice sonriendo y limpiándose el residuo de helado en la comisura de sus labios

-¿A que te refieres?—Digo confusa

-Sencillo yo te mostrare la felicidad desde otra perspectiva yo seré esa persona capaz de hacer que tu vida sea la más divertida y atractiva—Piensa—En pocas palabras te hare Vivir

Yo lo observo y me da una sonrisa reconfortante y una esperanza misteriosa y esta vez soy yo la que toma su mano.

¿ Y si esto es amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora