|Diez|

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Mientras Maerys abrazaba una almohada, todos sus nervios parecieron estar concentrados en Maegor que estaba detrás de ella. Después de todo, era la primera vez que practicaba sexo anal y el príncipe, que siempre decía cosas agradables para relajarla, solo miraba entre sus piernas sin decir ni una sola palabra. Estaba nervioso así que no sabía que hacer o de que manera mover las manos ¿Tenía que verla? ¿Debería ver para el frente?

Maegor lo agarró por las nalgas. Le gustaba demasiado la sensación de sus dedos dentro de ella así que Maerys tragó un suspiro. Se sentía, igual a tener un calor resbaladizo comiéndoselo todo.

—Los dioses me han bendecido por darme una hermana.

Con solo tener sus caderas levantadas en alto, Maerys se estremeció y pareció gatear un poco hacía adelante. Había un sonido vergonzoso de sus membranas mucosas cuando empezaban a adherirse entre si para ocasionar una fricción.

—Ya estás mojada.

Cuando frotó su grieta, Maerys se tensó y comenzó a apretar fuertemente las sábanas. Era divertido que se asustara tanto incluso después de haberlo estado seduciendo con tanta audacia. Fue gracias a su influencia que la princesa Maerys que no sabía nada, había hecho despertar el deseo que sentía por ella de este modo tan descarado. Pero igual sabía que incluso el sentimiento de culpa era el combustible que intensificaba sus ganas de tener sexo.

Su voz se volvió un poco más reservada

—Maerys, ¿has deseado que te tocará allí?

—Si, lo hice…

—Mi pequeña hermana es tan lujuriosa.

Maerys negó con la cabeza por la vergüenza que estaba todavía bien enterrada en la almohada, la princesa contuvo la respiración y levantó las nalgas, como un gato estirándose. Todos sus nervios estaban concentrados en su hermano que estaba detrás de ella así que Maerys respiró fuerte, como una niña que intentaba calmar un desmayo, y luego, casi sin que se diera cuenta, fue testigo de como unos labios comenzaron a tocarle en la espalda.

—¡Ummm!

Se sorprendió hasta el punto en que su parte baja comenzó a temblar. Se mordió la boca, sacudió sus caderas y aunque estaba diciendo que no le gustaba que hiciera eso tan de la nada, permitió que Maegor lo sostuviera con ambas manos para poderlo acomodar encima de la cama. El cariñoso hermano disfrutaba mucho de hacer sentir bien a su hermana pequeña. Ya fuera chupándolo en los labios, mordiendo sus pechos o abriendo sus piernas para que pensara en cualquier otra cosa que pudiera relajarla. Ahora Maerys que ya se había acostumbrado a que le chuparan la vagina, incluso aunque todavía era tímida, pareció estar completamente absorto en sentir la lengua que mojaba su trasero.

La mano que sostenía la almohada se hizo más fuerte.

—Uf, hermano... Como me lames es tan... ¡Ah!

Maegor chupó el agujero de su hermana como un animal despiadado y sucio, provocando lógicamente, que se escuchara un sonido vergonzoso de agua en su piel cuando cambiaba de posición. Su vagina y su trasero se estremecieron y de alguna manera, estaba ansiosa y no podía respirar bien.

—Ah, ah, ah...

Podía sentir a la perfección la lengua que lamía ampliamente entre sus nalgas. Como un perro con un mal hábito. Sus ojos no brillaban con tanta intensidad como cuando jugaba con su vagina, pero el calor seguía acumulándose y volviéndose más insoportable cada vez. Maerys apretó y aflojó su agujero mientras sacudía su cintura, todavía con las nalgas bien levantadas en dirección a su hermano. La lengua puntiaguda de Maegor se movía de dentro hacía afuera y marcaba los lugares que no hubiera conocido de no ser porque había decidido aventurarse por si mismo.

THE INNOCENCE +18 | Maegor Targaryen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora