|Diecinueve|

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La noche era nublada, y el silencio reino sobre la ciudad. Maerys había decidido salir junto con su hermano, Maegor le había dado una vestimenta que nunca había usado, un vestido de algodón, marrón y sobrio, y una cofia blanca, para ocultar todo de una princesa, se veía como las personas de la ciudad, común y corriente ante los ojos de los demás. La princesa salió de sus aposentos, los guardias no estaban por órdenes de Maegor y se dirigió por los pasillos que su hermano le dijo.

Entonces al llegar, ambos se encontraron, Maegor parecía un simple mercadero, algo así como Jaime, Maerys pensó que se veía lindo, pero Maegor al verla, le excitó ver a su hermana de plebeya.

—Incluso con eso, te ves exquisita—confesó Maegor, dando su mano —deberíamos hacer esto más seguido.

—Te ves hermoso hermano.

—Tu también, más cuando estés bajo mio.

Ambos hermanos agarrados de las manos se retiraron, lejos. Caminaron hacia donde están los burdeles y las casas de placer, Maerys se aferró en las manos de Maegor más fuerte, al pasar había un olor muy horrible, Maerys sintió que iba a vomitar. Entonces, sus ojos se abrieron cuando observó alrededores, cuyas mujeres están desnudas, como hombres están lanzando monedas, como muchos hombres agarran a una y se abrazan a ella, Maegor entró en una casa de placer y encaminó a su hermana en un asiento, se sentaron en el medio, al lado suyos había dos mujeres saciando a un hombre, y en el medio, una rueda grande, donde tres hombres meten su polla en cada agujero de una mujer que tenía la expresión de deseo.

La princesa se sentía incómoda.

—Hermano, quiero irme —susurró Maerys—no me gusta.

Maegor miró a Maerys, la tranquilizó, su cabello platinado estaba oculto bajo esa capa negra, eran como los otros.

—Tu esposo esta aquí—dijo—¿miras a ellos?, ellos hacen lo que te enseñé, ella esta complaciendo a tres hombres... Pero tú, mi hermana, mi dulce hermana, me complaces solo a mí.

—Pero... me siento rara al estar aquí.

—Ven, siéntate aquí—Maerys se sentó en el regazo de su hermano—aquí no hay nadie que pueda juzgarnos —besó en su frente—solo nosotros, solo importan mis ojos.

—¿Podemos ir en una habitación?

—¿Te sentiras cómoda si no hay otros?

—Si—asintió—estaré cómoda junto al bebé.

—Bebé... me olvide que llevas a mi hijo, supongo que tienes razón.

Maegor cargó a su hermana, la llevó en una habitación vacía, donde nadie puede ver su cuerpo. El principe observó su rostro durante mucho tiempo. Las emociones complejas se cruzaban en él, como siempre ocurría cuando estaba a su lado, Maegor que contenía la respiración y miraba a su hermana, extendió la mano en su dirección para poder acariciarla. Su respiración lo tocó de inmediato y comenzó a sentirse tan caliente que Maegor terminó por apretar los labios contra su boca abierta y hundirse por completo dentro de ella. Pareció no importarle en absoluto si su hermana estaba embarazada.

—Umm...

Maegor separó los labios cuando Maerys se cansó

—Hermano...me encantó.

—¿Te sentiste bien?

—¿Y tú?

—Sí, todo lo que tenga que ver contigo me gusta—respondió el príncipe

Las mejillas de Maerys, que había llegado a su clímax, estaban teñidas de un color completamente brillante y estaba ansiosa, así que incluso sintió que sus rodillas no podían quedarse en paz. La mano de Maegor se deslizó por su pecho y comenzo a masajerlas.

THE INNOCENCE +18 | Maegor Targaryen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora