|Diecisiete|

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La mañana amaneció con el sonido de los pájaros, el sol posando y el viento refrescando como un soplido de primavera. La reina Visenya se encontraba entrenando en el patio de rocadragón junto con el príncipe Maegor, ambos eran buenos con las espadas y batallas, dignos de poseer una espada en sus manos. Mientras que Maerys desayunaba junto con su esposo, el príncipe Aenys a su lado, vestía un terciopelo violeta y un collar de antigua Valyria de dragón que le regaló su madre.

Las criadas observaron a los esposos y susurraban entre ellas, algunas apaciguadas por la presencia del apuesto Aenys y otros miraban a Maerys desayunar con tranquilidad, la princesa les devolvía el gesto con cortesía.

—Debemos volver pronto, el maestre Gawen había deseado verte con urgencia, pero le dije que después del viaje—informó el príncipe Aenys mientras se servía una Copa de vino —es sobre el embarazo...

—¿Es una mala noticia?

Maerys dejó de comer y observó con preocupación a Aenys

—Los maestres han dicho que tu embarazo es muy riesgoso—dijo con calma para no preocuparla—tu cuerpo es pequeño... además, nuestro padre quiere que estemos en la corte.

—Si es así... debemos volver —Maerys habló apenada, había pesando en quedarse un poco más —no quiero perder a mi hijo.

«No quiero perder el fruto de mi amor con mi hermano, mi querido hermano Maegor—pensó la princesa dando una mirada en su vientre—el Reino debe conocer a mi bebé»

La princesa tocó su vientre, estaba creciendo rápidamente, era algo inusual.

—Nuestro hijo estará bien.

Aenys tocó las manos de Maerys para transmitirle paz y consuelo. Mientras que de repente entró con sangre en la cara el príncipe Maegor, miró a ambos y agarró una fruta para darle un mordisco, el príncipe Aenys se levantó para saludarlo pero Maegor solo se sentó frente a Maerys.

—Hermano, ¿por que no entrenamos juntos?, demuestra que eres digno al trono —comentó Maegor mientras que se servía una copa—eres el heredero, debes saber utilizar una espada o ¿prefieres tejer junto al fuego junto a mi amada hermana?

La princesa Maerys lo observó, no entendia porque Maegor decía esas palabras, que para ella eran crueles, pero a la vez sabia que Maegor siempre es así.

—Prefiero estar junto a mi esposa, que utilizar una espada —respondió Aenys—una esposa es mejor que ir al campo de batalla.

Maegor se echó a reír.

—Esposa, esposa. Eso es todo lo que hablas. Pero ¿y el reino? ¿Sabes lo que está sucediendo en otras tierras?. No sabes nada, hermano, no sabes nada de la realidad, somos el linaje que lleva la sangre del dragón, y debemos hacer todo lo posible para ser fuertes.

Aenys suspiró.

—Sabes que no puedo hacer eso. No soy el hombre que tú quieres que sea. Prefiero tener paz que combatir—Maerys pudo notar qu Maegor no estaba de buen humor—no tengo que demostrar nada.

Maegor lo miró con incredulidad.

—¿Es eso lo que piensas?¿ Que no hay que demostrar nada?

—¿No deseas una esposa hermano?...¿un hijo? —la pregunta de Maerys dejó desconcierto en Maegor y Aenys—quizás has cambiado...o siempre fuiste así.

Maerys se había levantado de su asiento y estaba llorando mientras que agarraba la tela de su vestido, sus ojos solo observaron a Maegor, el príncipe se dio cuenta en ese instante que su hermana entendió mal sus palabras, no es que no quería una esposa o un hijo, Maegor solo anhelaba a Maerys y el hijo que su hermana lleva en su vientre, estaba así porque desde que Maerys se había casado con Aenys, su posibilidad de estar cada vez más juntos esta disminuyendo poco a poco. Maegor no era paciente, odiaba compartir lo suyo.

THE INNOCENCE +18 | Maegor Targaryen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora