|Veintiocho|

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Orys Baratheon había salido de la sala del trono con la mente ocupada por la tarea que se avecinaba dictada por el rey Aegon. A lo largo de los pasillos oscuros y fríos del castillo de Desembarco del Rey, sus pasos resonaban como un eco de la decisión tomada por el rey Aegon. La unión entre Maegor y Lady Ceryse Hightower era inevitable, y Orys sabía que sería él quien llevaría la noticia al joven príncipe. Sin embargo, el peso de esa tarea le caía como una losa sobre los hombros y Maegor no era un hombre que aceptara las imposiciones sin resistencia.

Con cada paso que daba, Orys repasaba las palabras que usaría, consciente de que debía medirlas con precisión. Maegor Targaryen era un hombre de temperamento impredecible, capaz de responder con furia ante cualquier insinuación de debilidad o control y Orys conocía bien esa furia; la había visto arder en los ojos del príncipe desde su niñez. Pero también sabía que era su deber enfrentarse a ella, no solo por lealtad al rey Aegon, sino también por el bien del reino. Cuando Orys llegó a las puertas de los aposentos de Maegor, los guardias que custodiaban la entrada se tensaron al verlo aproximarse. Sin embargo, cuando intentó avanzar, uno de los guardias, un hombre corpulento y de rostro severo, levantó la mano en señal de advertencia.

—Lord Orys —dijo el guardia, su voz firme—, el príncipe Maegor ha dado órdenes estrictas de no ser interrumpido por nadie

Orys lo miró fijamente, su ceño fruncido. Sentía que algo andaba mal y apesar de la lealtad de los guardias, sabía que las órdenes de Maegor podían ser desafiadas en nombre del rey.

—Tengo asuntos urgentes que tratar con el príncipe —respondió Orys, su tono autoritario— Si valoras tu puesto, aparta esa mano.

El guardia dudó por un momento, pero no retrocedió. Los otros guardias intercambiaron miradas nerviosas, conscientes de la tensión en el aire. Justo cuando Orys estaba a punto de insistir, un sonido sutil pero inconfundible llegó a sus oídos: gemidos, provenientes de más allá de las puertas.
Orys endureció su expresión al escuchar el sonido. El guardia pareció darse cuenta de que los gemidos habían sido percibidos por el visitante, y su rostro adoptó una expresión de incomodidad.

—El príncipe no debe ser molestado —insistió el guardia, aunque su voz había perdido parte de la firmeza inicial

Orys frunció el ceño aún más, consciente de lo que esos sonidos podrían significar. Suponía que el príncipe estaba en compañía de alguien, y las posibilidades de quién podría ser ese alguien llenaron su mente con una mezcla de preocupación y disgusto.

—Me temo que no tengo opción, guardia —dijo Orys, avanzando un paso más—Debo hablar con Maegor, y lo haré, con o sin tu consentimiento.

El guardia vaciló por un instante, pero la impaciencia de Orys era más que esperar, empujó a los guardias a un lado y bruscamente abrió las puertas de los aposentos, aunque había hecho un fuerte ruido al entrar, los gemidos no dejaron de cesar, era como si el príncipe Maegor estuviera esperando su llegada, las delicadas manos de una mujer aparecieron en la espalda de Maegor, aquella mujer no dejaba de gemir dulcemente y Maegor la penetraba una y otra vez, tenuamente el rostro de la mujer se iluminó en la oscuridad, Orys abrió los ojos al darse cuenta que era la princesa Maerys, aquélla princesita que hace unos momentos estaba consolando tras la pérdida de sus hijos.

«Ni la pérdida de un hijo puede saciar el apetito de un hombre» Pensó Orys

Entonces que los gemidos dejaron de sonar y Maegor observó a Orys con una expresión que mezclaba diversión y desafío mientras salía de Maerys. Había un brillo peligroso en sus ojos violetas, uno que Orys conocía bien.

—Mi querido Orys —dijo Maegor— ¿Qué asunto tan urgente te ha traído a mis aposentos a esta hora?

Orys, a pesar de la escena ante él, mantuvo su compostura. Sabía que cualquier señal de desaprobación o nerviosismo podría ser vista como una debilidad por Maegor, pero no podía ocultar su enfada al ver a Maerys cubriéndose.

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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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THE INNOCENCE +18 | Maegor Targaryen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora