|Veinte|

975 87 0
                                    

En el primer día del último año de 28 D. C Rocadragón había sido el cupilo donde la reina Visenya ordenó que la princesa Maerys pasará su estadia mientras que este embarazada, de las cuales muchas veces el príncipe Aenys venía con su dragona Azogue de desembarco del rey hasta Rocadragón para pasar unas cuentas lunas con su esposa, aveces hacia viajes junto con el rey Aegon, y las otras veces se la pasaba en la corte y solo mandaba una carta escrita con palabras de consuelo y amor por no estar con ella en los momentos más difíciles del embarazo. Por otra parte Maegor se había desempeñado como el protector de su hermana como lo había ordenado anteriormente, según los maestres, no había ni una luna que el príncipe no se separaba de la princesa, pero también era comidilla entre las bocas de muchos Lords, ya que el príncipe Maegor aún no tenía un dragón, apesar que había huevos de dragón, todo lo contrario con la princesa Maerys, que a pesar ser la menor de los vástagos del rey, tenía uno de los dragones más grande de los siete reinos.

—Su barriga es más grande que su cuerpo—comentó una criada a las espaldas de la reina—¿crees que la princesa...?

—No lo se —respondió otra criada, que se encargaban de la cocina—hay una posiblidad de que el futuro heredero nazca antes de lo previsto.

—¿Por que dices eso?

—¿No te has dado cuenta? —la criada negó, mientras hacia el almuerzo—eso no es una barriga normal.

—Si la reina...

Antes de terminar de hablar, sus ojos se agrandaron tan grandes, como si hubiera visto el mismísimo diablo frente a sus ojos, la otra criada, volteó a verla, pero entonces sus ojos se dieron cuenta que de las sombras hacia presencia el principe Maegor, cuyos ojos violetas se volvieron oscuros, las criadas no eran capaces de moverse y articular alguna palabra más que el silencio de su respiración agitada. Maegor había escuchado toda la conversación, dado que el príncipe había venido en silencio a la cocina por unas frutas que Maerys había pedido, que solo él debería traerlo, era una falta de respeto que el nombre de su hermana sea la comidillas de la criadas a las espaldas de él y de su madre.

—A sido una deshonra pronunciar el nombre de mi hermana—dijo Maegor acercándose a ellas —¿saben que castigo reciben aquellos que hacen de comidilla a mi hermana?

—No—negaron ambas

Cuyas criadas se alejaron cada vez que el príncipe se acercaba con cada paso que daba, sus manos temblaban y sus ojos suplicaban piedad, dado que conocían muy bien los castigos que el príncipe daba a aquellos que hacian falta de honor.

—No dejo sin castigo a nadie —pronunció,mordió una fruta y lo lanzó hacia ellas.

—¡Piedad príncipe! —gritaron ambas—¡Piedad!

La criadas se arrodillaron pidiendo suplicas, sus ojos derramaban lágrimas de arrepentimiento, sus cuerpos temblaban al pensar lo que vendría después.

—¡Un dragón nunca perdona tal ofensa!

No fue impulso, dado que todos conocian a Maegor, era un dragón que ardía, no una oveja. Maegor sentía su sangre arder dentro de su cuerpo, era justo para él que aquellos que hablan a las espaldas, deben siempre tener un castigo. El príncipe Maegor las agarró del cabello a ambas, las arrastró por los pasadizos de las mazmorras, ordenó a sus dos guardias que estan bajo sus órdenes resguardar que nadie pasará por las mazmorras, las arrastró sin piedad como si sus vidas no significaran nada para él.

—¡Lo sentimos mi príncipe!—gritó una de ellas—¡Piedad! ¡Piedad! ¡Piedad! ¡Piedad! ¡Piedad!

Sus cuerpos salían lastimados a cada arrastre, y las lágrimas cubrían sus rostros.

THE INNOCENCE +18 | Maegor Targaryen|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora