Capítulo 7

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—¡Tenemos que ir con Aang! — Gritó Zuko a Katara que lideraba la marcha bajo el sol, tirando de un muy drogado Sokka que había bebido de un cactus.

—¡Aang estará bien! Él vuela y busca a Appa, nosotros tenemos que salir también de aquí.

Katara parecía aún molesta con él, la revelación de su extraña relación con Aang no había sido de su agrado, podía entenderla. Cuando Aang volvió con ellos no quería hablar, estaba enfadado con Toph y consigo mismo por no haber podido ayudar a su bisonte.

Un fortuito accidente les hizo toparse con un barco de los maestros de la arena, fue complicado avanzar, más cuando se chocaron con una jauría de maestros de la arena que negaban su implicación en el robo de Appa.

—Ese robó a Appa — aseguró Toph.

—¡Mienten! — Gritó el maestro de la tierra.

—¿Estás segura de eso, Toph? — Katara temía que una falsa acusación los metiera en una guerra.

—Yo no olvido una voz, ese es el que dijo que le pusieran un bozal a Appa.

—¿Le pusisteis un bozal a Appa?

Ahí todo comenzó a descontrolarse, Sokka y Katara avisaron a todos de que se alejaran de Aang pero este había entrando en el modo Avatar y su poder estaba descontrolado.

—¡Zuko! — Gritó Katara mientras con una mano señalaba a Aang. — ¡Habla con él!

Zuko estaba muy confundido con ese desbordamiento de poder que poco a poco elevaba al Avatar del suelo. Reunió el valor suficiente para avanzar a su lado y estirar su mano hasta apresar la pierna de Aang. Espero a asegurarse que no iba a ser atacado antes de comenzar a tirar de él hasta tenerlo sobre el suelo entre sus brazos. El aire seguía fiero a su alrededor.

—Lo encontraremos. Juntos recuperaremos a Appa.

Aang tembló mientras sus brazos se aferraban al cuerpo de Zuko dejando que el estado avatar abandonara su cuerpo y mente. Recuperarian a Appa, lo harían. El príncipe sintió llorar Aang entre sus brazos, su dolor recorrió su cuerpo mientras deseaba poder quitársela.

Fue un gesto natural vacío de cualquier cálculo cuando Zuko guió sus labios a la frente de Aang y en ella depositó un beso. Un beso lleno de cariño, de comprensión, que mostrase que entendíamos su dolor... No fueron una retahíla de palabras, ni mil gestos de cariño lo que consoló al Avatar, solamente un beso y menos de diez palabras.

Zuko era muy especial para Aang. Y eso ahora lo aterraba, si había perdido el control por perder a Appa, ¿que sería capaz de hacer por Zuko?

***

Aang mejoró su humor los siguientes días, aunque parecía reacio a acercarse a Zuko o hablar con él, así que este trató de respetar ese deseo, de mantenerse cerca pero no lo suficiente. No fue fácil para ninguno al estar Zuko también lidiando con una conversación pendiente con su tío Iroh, no era el mejor ambiente de viaje mientras marchaban hacia el paso de la serpiente.

La ruta escogida por Sokka resultó imposible de atravesar según los refugiados que los guiaron al ferry que iba directo a Ba Sing Se, la ciudad impenetrable. El pasaporte dorado de Toph les consiguió los billetes de entrada, pero eso habría sido demasiado sencillo. El Avatar no pudo ignorar la petición de ayuda de aquellos refugiados que habían perdido sus pasaportes, los escoltaría por el paso de la serpiente, acompañados de una vieja guerrero Kyoshi, Suki.

El primer día de viaje fue complicado para todos, la nación del fuego los vio y estuvieron varias veces al borde del desprendimiento.

—Aang... — Zuko había aprovechado el primer momento en que vio al monje apartarse del grupo para romper aquel espacio vacío entre ellos que llevaba ya demasiado. — ¿Qué te pasa? Parece que vayas en automático, ¿ya no quieres salvar a Appa?

Avatar: Compañeros de LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora