Capítulo 10

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—¡¿Queréis acabar ya?! — Sokka con su traje del servicio esperaba junto a Zuko ya vestido de gala en el salón a que las chicas y Aang acabaran de vestirse.

—Es un horror ponerse la ropa de gala por primera vez, normal que Aang tarde. Y ellas seguramente se estarán maquillando. — Zuko avanzó una de las fichas del tablero en que ambos habían comenzado una partida de Pai Sho hacía unos minutos.

—Podrías haberlo ayudado. — Sokka movió otra ficha.

—Lo he hecho, pero quería hacerlo solo... ¿Seguro querías mover esa ficha? — Ofreció Zuko dándole oportunidad de enmendar su error.

—Si. No. ¿Por qué lo preguntas?

Antes de que Zuko contestara, Aang salió del cuarto con la túnica ocre con tonos dorados que habían preparado expresamente para el avatar y que recordaban a su ropa de monje. Estaba guapísimo.

—Zuko me rindo, no puedo con el lazo este del cinturón. — Por su expresión debía de llevar minutos intentándolo.

—Estás muy guapo. — Fue lo primero que le dijo Zuko cuando ya estuvo a su lado para ayudarlo con lo último que le quedaba del atuendo. — Le cogerás el truco.

En pocos movimientos Zuko le ató la cintura a su pareja y entonces esta se fijó en la ropa del príncipe, una túnica con tonos rojizos que dejaba claro cuál era su origen. Llevaba una diana en la espalda. También su pelo estaba recogido hacia atrás en una pequeña coleta pero aún así caían mechones por su frente.

—Tú también estás muy guapo, como un príncipe. — Sonrió Aang nervioso por el papel que deberían tomar mientras estuviesen en esa fiesta, sólo esperaba que saliese bien.

Cuando las chicas estuvieron listas ya estaba el carruaje que los llevarías a Zuko y a él a la fiesta, ellas deberían salir máster tarde y en otro distinto para que no pudieran ser relacionados.

En el carruaje ambos iban en silencio, no podían hablar del plan y tampoco levantar sospechas, pero al Avatar no le gustaba el silencio.

—Odio estos trajes tan refinados. — Aang había operador por romper el silencio diciendo que los trajes que el rey de la tierra les había mandado eran odiosos. — O sea el traje está bien, es bonito pero...

—Sé a qué te refieres, los que usaba en la corte cuando había eventos de carácter público eran aún peor, parecían gritar "somos entes superiores". Azula y mi padre disfrutaban de que esos trajes les alejaran del mundo, pero mi madre y yo...

—Hay mucho de tu madre en ti. — Aang fue completamente sincero al decirle aquella palabras, cada nueva cosa que conocía de la Reina Ursa lo hacía pensar así.

—No es la primera vez que los dices, y aun así me sigue costando acostumbrarme que lo digas cómo un elogio. Gracias.

En silencio Aang tomó la mano de Zuko envolviendola con ambas manos sobre su regazo, volviendo al silencio anterior aunque ahora resultaba mucho más gentil.

Cuando el carruaje paró tardaron solo unos segundos en abrirles la puerta. Como ya habían ensayado, primero bajó Zuko y después, tomando su mano, lo hizo el Avatar. No necesitaron mostrar sus invitaciones para pasar por delante de los guardias, Zuko llevando a Aang del brazo mientras otros murmuraban. Iban a ser una buena distracción para sus amigos.

—Parece que el Rey de la tierra ha decidido finalmente exponerte, aunque sólo a unos pocos. — Dijo Zuko por lo bajo.

—Si. Y a ti también, sólo tú llevas tonos rojos.

—El Avatar, es un honor. — Ya estaba ante ellos el primero de los invitados que ansiaba por presentarse. — Y usted... — Preguntó mirando a Zuko, parecía que no todos estaban al tanto.

Avatar: Compañeros de LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora