Capítulo 14

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Perdieron la batalla del sol negro, la toma de la capital de la Nación del Fuego, con el objetivo de derrotar rápidamente al Señor del Fuego, poniendo así fin a la Guerra de los Cien Años, fue un desastre. Sólo el Rey Bumi encontró su momento y liberó Omashu, la derrota al frente había iniciado la liberación en cadena del reino de la tierra.

El equipo Avatar había vuelto a la isla dónde habían permanecido ocultos las semanas anteriores y que actualmente se había vaciado por la amenaza de ser atacados por la tribu del agua. Estaban en un momento de guerra fría donde todos los bandos se estaban preparando para la siguiente gran batalla, menos el reino de la tierra que poco a poco expulsaban a las tropas del fuego.

Aang se había vuelto a afeitar la cabeza y se encontraba mediando bajo uno de los enormes árboles del jardín, pero no lograba activar el modo Avatar ni ir al mundo de los espíritus.

—Tienes que comer. — Le informó Zuko que traía una bandeja con la comida del mediodía.

La huida de todos de la isla había permitido a Zuko y Toph colarse cada día en una casa y llevarse toda la comida posible, se había convertido en su momento de diversión del día.

—Los monjes podemos estar días sin comer mientras meditamos. — Trató de calmarlo Aang pero aún así aceptó la bandeja.

—Los monjes si, tú tienes que entrenar esta tarde. — Zuko tomó asiento a su lado para acompañarlo mientras comía.

Aquella derrota fue menos amarga que la sufrida en Ba Sing Se, habían escapado todos conscientes sin heridas mortales, un logro teniendo en cuenta la última vez. Y su tío Iroh había escapado de prisión y viajaba con los maestros del agua hacia el reino de la tierra. Casi sabía como una victoria.

—No consigo hablar con Roku.

—Puede que aún no sea el momento.

—El cometa de Sozin se acerca, ¿cuando llegará el momento de hablar?

Zuko lo calmó envolviendo sus hombros en un suave abrazo, entendía a la perfección la presión que sufría, habían hablado de ella cada noche con la esperanza de que así desapareciera.

—Encontrarás una solución cuando tengas que encontrarla, mi tío tenía una metáfora para decir eso pero con él té, aunque no recuerdo ahora cómo era exactamente.

—Gracias. — Aang sonrió mientras apoyaba la cabeza contra el cuerpo de Zuko y comía pequeños trozos de pan. — Sin vosotros nunca habría llegado tan lejos.

—Sin ti, nosotros tampoco.

Aang comía, meditaba, entrenaba y dormía, y no en ese orden. Hasta que un día, justo antes del cometa de Sozin, la meditación funcionó. Supo qué hacer, si tenía suerte tal vez podrías hacerlo.

Sus amigos habían entrado en la capital de la nación del fuego para enfrentar a Azula antes de su coronación como señor del fuego, ya que Ozai iba a pasar a ser el Amo de todo y de todos. Aang por su parte iba lo más rápido posible hacia Ba Sing Se, tenía que parar a Ozai.

***

Ozai era un contrincante temible, Aang tuvo que hacer uso del modo Avatar y de godos los elementos para apresarlo, casi perdió el control.

—¡Señor del Fuego Ozai! — Habló Aang con la voz de todas sus vidas pasadas. — ¡Tú y tus antepasados han destruido el equilibrio de este mundo! ¡Ahora deberás pagar con tu vida!

Pero justo cuando iba a asestar el golpe final, Aang abandonó el estado Avatar, iba en contra de todo lo que creía acabar con una vida.

—La guerra ha acabado, y yo te despojo de tu control del fuego, para siempre.

Avatar: Compañeros de LeyendaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora