capítulo 23: adiós amor.

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No podía creer lo que me había dicho el doctor. Tal vez parezca un niño chiquito pero es que no puedo aceptar lo que me dicen los médicos.

Alguna recomendación que tenga para darnos doctor?. Interrogó mi papá poniéndome una mano en el hombro en señal de apoyo.

Lo único que les puedo recomendar es que traten de que el joven no tenga emociones muy fuertes, ni mucho menos que haga algún tipo de ejercicio que pueda cansarlo demasiado. Aconsejó y los dos pares de ojos fueron a parar hacia mí.

O sea que ya no podré jugar fútbol?. Pregunté y Alejandro, mi papá y el doctor negaron rápidamente con la cabeza.

Nos podemos ir doctor por favor?.

Por supuesto que sí joven villamil, solamente le pido que se cuide mucho por favor. Respondió y me extendió los papeles del alta Ya firmados.

Salimos rápidamente del hospital y en cuanto llegamos a casa le contamos a mi mamá lo que estaba pasando.

Y no hay alguna solución?. Preguntó ella aferrándose a mi padre como si su vida dependiera de ello.

Pues sí, los médicos dicen que un transplante es la única solución pero mientras conseguimos al donante, Juan Pablo tiene que cuidarse lo más que pueda. Respondió mi papá acariciándole el cabello y la espalda.

¿Eso significa que...? Intentó preguntar pero Alejandro la interrumpió.

Eso significa que no puede estar saltando de un lado a otro, no puede jugar fútbol y no puede... eeeem... bueno ustedes ya saben. Eso último lo dijo bajando la mirada.

¿Pasa algo alejo?. Interrogó mi madre viéndolo fijamente mientras que a mí la culpa me comía por dentro.

No, no clemencia todo bien, ¿Por qué lo preguntas?.

Mira Alejandro, nosotros te conocemos muy bien y sabemos que sí te pasa algo, así que por favor cuéntanos. Pidió mi padre con voz dulce y yo por mi parte solo rogaba al cielo para que Alejandro no le contara nada de lo que había pasado con isaza a mis papás y para mi suerte o mi desgracia, Alejo simplemente negó con la cabeza y se fue al cuarto de las gemelas.

Rápidamente me fui detrás de él y en cuanto estuvimos solos cerré la puerta del cuarto con seguro y me lancé sobre él para abrazarlo como si fuera la última vez que lo vería.

Mira Juan Pablo, yo sé que ahorita tú no estás pasando por un buen momento pero quiero que sepas que entre tú y yo nada pero absolutamente nada ha cambiado, así que no te confundas y por favor mantén tu distancia. Esas palabras se clavaron en mi corazón como dos flechas cuando se clavan en la piel.

Alejo por favor, quédate conmigo aunque sea hasta que consiga un donante. Mira yo sé que no estoy en condiciones de pedirte nada pero te juro que si tu te alejas, mi corazón no podría resistir; eres lo mejor que me ha pasado en la vida y no quiero perderte; Por favor no te vayas. Supliqué una vez más y lo abracé fuertemente.

Está bien Juan Pablo pero solo hasta que te consigan el donante. Respondió y no pude evitar abrazarlo aún más fuerte y besar sus labios con todo el amor que tenía para darle.

Él al principio intentó alejarse pero yo no se lo permití, simplemente tomé su cara con ambas manos y lo acerqué lo más que pude quitando una de mis manos de su cara y colocándola en su nuca para intensificar el beso.

Nos separamos por falta de aire y al hacerlo, pude ver como sus ojos brillaban. Tal vez esta comparación le suene bastante exagerada pero es la única manera que tengo para explicarlo. El brillo en sus ojos era como si las estrellas hubieran bajado del cielo y se hubieran puesto en su cara.

amor sin contrato (Isamil).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora