ALANYS
Llevaba toda la semana encerrada en casa, después de lo que paso con Elena me expulsaron una semana. A ella, obviamente, no le castigaron ni le reprendieron, aquí el peligro y la que se propaso fui yo. Desde la foto que me mando hacía justo una semana la misma estúpida tampoco había visto ni hablado a Tristán. El martes se presento en mi casa él muy descarado pidiendo verme, le invite dulcemente a que se fuera a tomar por saco. Y si, le cerré la puerta en las narices. A ver, él quería explicarme lo que había pasado, pero llevaba unos días en los que ni si quiera podía ordenar mi mente. Llevaba menos de un mes en este dichoso sitio y los acontecimientos que estaba viviendo uno detrás de otro me daban dolores de cabeza.
Sabia que tenia que dejar que me explicase lo sucedido en aquella fiesta, pero simplemente necesitaba tiempo para calmar la ira subyacente que se formaba en mis entrañas. ¿Era una exagerada? Puede ser, pero joder es que no sabía cómo debía de sentirme. Mi hermana no entendía porque no quería ver a mi alma gemela, y de normal se lo habría contado, pero me sentía tan agobiada por mi entorno que preferí guardármelo para mí misma. Además, en dos días seria luna llena y tanto mi magia como yo sentíamos que se acercaba.
Solté un suspiro dándole al botón de "enter" de mi ordenador, envié el último trabajo que el instituto me mando hacer a través del correo electrónico para que no perdiese las clases. Sorprendentemente agradecía que lo hicieran, es decir, no quería perder clases ni bajar mis notas. Cerré el portátil dejándome caer hacia el respaldo de mi silla de escritorio, miré la pared que tenia enfrente la cual estaba empapelada de todos mis dibujos con carboncillo. Ladeé la cabeza observando uno en particular, era un pequeño zorro que últimamente aparecía en mis sueños, era el único que tenia con algo de color, sus ojos eran tan azules como el cielo o al menos eso intentaba plasmar.
Comencé a escuchar voces fuera de mi habitación, miré hacia la puerta de madera donde colgaban un par de abrigos intentando diferenciar las voces. Rodé los ojos volviendo mi vista a los dibujos intentando pensar en el domingo de luna llena. Sacudí la cabeza cuando un escalofrió me recorrió el cuerpo entero.
- Buf... - Murmuré volviendo mi mirada a la puerta, pues alguien llamo a ella.
- ¿Aly? – Iría asomo la cabeza, arrugue la nariz por la expresión que estaba poniendo. – No me mates, ¿vale? – Alce ambas cejas.
- ¿Por qué iba a quer... - Me quede completamente muda cuando abrió por completo el trozo de madera.
Aplané los labios levantándome de un brinco de mi silla. Me crucé de brazos completamente cerrada ante lo que tenía delante.
- ¿Por qué tienes que meterte en mis asuntos? – Quité la mirada de aquel chico para mirar a mi hermana.
- No quiero verte mal. – Me dijo con voz de queda. – Os dejo solos.
Cerro la puerta tras de sí dejándonos a ambos completamente solos en mi habitación. Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón vaquero y me miró completamente serio, sin expresión ninguna. Volví la cara hacia otro lado intentando evitar su maldita mirada. Escuche como se movía por mi cuarto, de reojo observe como analizaba cada parte de la estancia.
Genial.
Mis paredes estaban llenas de dibujos míos, mi cama tenia muchos cojines y un peluche en medio. Tenía una gran librería llena de mis libros y el caballete de la esquina estaba lleno de pintura seca. Rodé los ojos sentándome sobre un asiento que había en la ventada saliente de mi habitación. Este se acerco a mi a paso lento sentándose a mi vera, subí las piernas rodeándolas con mis brazos.
- ¿Cómo estás? – Su voz salió serena y suave.
Me encogí de hombros sin emitir una sola palabra.
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Full Moon, eras tú.
Hombres LoboLa decisión de mudarse a un nuevo hogar no fue para nada del agrado de Alanys Hughes, ella era una joven bruja de diecisiete años que tenia que poner su vida patas arriba porque sus padres decidieron que mudarse a Claddagh, una manada demasiado al n...