ALANYS
De brazos cruzados y cara al gran ventanal del salón en la casa de Tristán me dedique a observar la lluvia caer con fuerza, sin ningún tipo de tregua. Así llevaba dos días enteros, parecía que la Diosa Luna estaba igual de triste que la manada, que todos nosotros. Hacía dos días que murió Trevor, ayer el entierro tuvo lugar en una colina en territorio de Claddagh, fue precioso y triste la forma en la que lo despidieron, él y su lobo estarían en paz junto con la Diosa. Ayer se mando una orden de reunión a todas las manadas que pertenecía en la alianza del norte, el hijo de uno de los Alpha de dicha alianza rompió cruelmente el tratado.
En los calabozos de la manada estaban los cuatro culpables de aquel asesinato. Jackson llevaba una pulsera como la que me quisieron poner a mi una vez, solo que a él deseaba con todo mi corazón que se sintiese tan vacío sin su magia como lo estaba sin ella.
Todos estábamos de luto menos los asesinos.
Me lleve una mano a la boca pensativa, Tormenta dormía en el sillón donde debía de sentarse siempre Alan, aunque este cuando la vio le sonrío tristemente y le acaricio la cabeza. Me sorprendió, sin embargo, parecía tan cansado que le devolví la sonrisa cuando me miro. Estaban reunidos en una gran sala que tenían aquí, los Alpha, Lunas y sus Beta. Los Delta de las manadas de la alianza se habían quedado cuidado de ellas. Tristán y Finn estaban en la reunión, al igual que el padre de Finn, Delta de Claddagh. Hazel estaba con mi hermana sentada en un sofá detrás de mí, Iría consolaba a su alma gemela pues igual que para el resto de la manada Trevor era un licántropo muy querido aquí.
Me apenaba no haberlo conocido, pero aun así iba a ayudar a vengarle. Isaac es escoria, y cuando vi entrar a su padre en la casa un escalofrío me recorrió el cuerpo entero. Deje que mi magia tomase control de mis ojos y observe lo que intuía, el mismo aura negra que rodeaba a su hijo le rodeaba a él. Debía de aprender a controlar este don para poder ver todo tipo de auras y no solo las más intensas, y más después de esto.
Más ver eso, y su cara de asco hacia mí, hable con Tristán y Alan. Les explique todo con pelos y señales, desde mi don hasta lo que observaba cuando los miraba a ellos. El Alpha apretó los dientes con unos cuantos improperios, después de decir "siempre lo he sabido".
- Alanys. – Volviendo a la realidad, giré sobre mis talones observando a quien me había llamado. – ¿Por qué no los mataste? – La pregunta de Hazel fue formulada con rabia en su voz.
No hacía mí, sino a la situación.
- No quería tener sus muertes en mi conciencia por culpa de ellos, y más si con unas simples palabras podía dejarlos K.O. – Este se llevo ambas manos a la cara. – Estoy segura de que el juicio será justo. – O eso esperaba al menos.
- Ojalá sea verdad. – Susurró apoyándose en mi hermana.
Iría me miro con una triste sonrisa, la cual le devolví. Me acerqué a Tormenta para acariciarle la cola, ronroneo abriendo los ojos.
- ¿Por qué no vas con Hazel? – Murmuré. – Ella necesita que le den mimos. – Esta, que me entendió a la perfección, se desperezo levantándose.
Salto del sillón con lentitud y se acerco a las piernas de Hazel, esta ultima miro a mi chica con los ojos llorosos. Tormenta se subió a sus piernas acurrucándose en ellas, la Beta de Tristán comenzó a acariciarla con suavidad, suspiró cerrando los ojos. Miré a mi hermana de nuevo que me articulaba con la boca un "gracias, cariño". – Asentí saliendo del salón para dirigirme a la cocina.
Pasé el enorme arco del salón para cruzar el vestíbulo principal, frene en seco cuando Finn paso echo una furia delante de mí, por inercia fui detrás de él quedándome en la gran puerta de la casa. De un salto se transformó en un lobo. A mi lado apareció un enorme cuerpo posando su mano en mi cintura, le miré viendo hacia donde iba su mirada.
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Full Moon, eras tú.
Lupi mannariLa decisión de mudarse a un nuevo hogar no fue para nada del agrado de Alanys Hughes, ella era una joven bruja de diecisiete años que tenia que poner su vida patas arriba porque sus padres decidieron que mudarse a Claddagh, una manada demasiado al n...