ALANYS
Después de aquella noche donde Tristán durmió en el sofá de la habitación donde dormía yo, negándose a irse a su cuarto que estaba apenas a diez metros del mío, me hinchó el corazoncito. Le dije que podía dormir en la cama conmigo, que era lo suficiente grande para los dos, la verdad que me sabia muy mal verlo ahí tumbado. Él era muy grande y el sofá se le quedaba realmente pequeño, era absurdo y tierno de ver. La cuestión es que no quiso dormir en la cama porque decía que no estaba lista para ello, que estaba herida y que no sería lo correcto. Me quede completamente desconcertada, es decir, le estaba diciendo yo misma que se tumbase.
No lo tomé a malas porque sabía de sobras que sus intenciones eran buenas, muy buenas.
En fin, que después de pegarme el lunes descansando en mi casa con mis padres encima mío y Tormenta durmiendo sobre mis piernas me encontraba al día siguiente en frente del instituto con Manda a mi lado mirándome con el ceño fruncido, suspiré pesadamente acomodando el asa de la mochila sobre mi hombro.
- Te dije que te iba a buscar. – Rodé los ojos entrando por las enormes puertas de la escuela. - ¡Aly, espera!
Escuche sus pasos tras de mí.
- No estoy invalida. – Le repetí por quinta vez.
Pasando por el pasillo de las taquillas me paré en la mía para hacer el cambio de libros, tuve que mirar el calendario para saber que asignaturas me tocaban. Observe como la gente de mi alrededor se me quedaba mirando y cuchicheaba sobre mí. Lo mejor que podía hacer es ignorarlos, entendía porque lo hacían. A ver, soy la chica nueva, bruja, mate del futuro Alpha y Elena ha querido matarme.
Es que he entrado por la puerta grande.
De golpe todos se quedaron callados, Manda a mi lado siguió diciéndome que ella iba a ser mi guardaespaldas si fuera necesario. Cerré de golpe la taquilla comenzando a cabrearme, ni si quiera sabia porque el pasillo se había quedado tan silencioso y solo era mi amiga a la que se escuchaba, con la nariz arrugada le mire. Sin embargo, sus ojos estaban completamente desorbitados a mis espaldas.
- ¿Se puede saber que te pasa ahora? – Le pregunté con total confusión. – Hace un momento no paraba de hablar y aho... - Puso sus manos sobre mis hombros y me hizo girar sobre mis talones.
Un grupo de chicos que no había visto en mi vida comenzaron a andar como si el instituto fuera suyo, alce una ceja encontrado la imagen graciosa y ridícula. ¿De dónde había salido?
- Son los de Trimond. – Todos a mi alrededor miraban a aquella pandilla.
Lo cierto es que los rasgos eran muy diferentes a los de esta manada, tenían la piel más clara en general y el cabello en tonos claros. La diferencia de todos ellos es que andaban con unos aires de prepotencia que no cabían en el ambiente. Amanda me apretaba el brazo cuando de aquel grupo de gente tres chicos se acercaron a nosotras con una estúpida sonrisa en la cara. Incomoda por la forma de mirarnos aprete los puños.
- Hola, chicas. – Mi amiga comenzó a balbucear cosas incoherentes.
- Hola. – Dije simplemente.
- Somos el grupo de Trimond. – Extendió una mano que me quede mirando desconfiada. – Soy Isaac, futuro Alpha. – Miró a su derecha. – Él es Desmond, mi beta. – Y luego a su izquierda. – Gabriel, mi Delta.
Aun con la mano extendida hacia mi sentí un escalofrío recorrerme la columna vertebral. Este chico no me gustaba nada, había algo en él feo, era su aura, estaba rodeado de una capa oscura y densa y él lo sabía.
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Full Moon, eras tú.
Hombres LoboLa decisión de mudarse a un nuevo hogar no fue para nada del agrado de Alanys Hughes, ella era una joven bruja de diecisiete años que tenia que poner su vida patas arriba porque sus padres decidieron que mudarse a Claddagh, una manada demasiado al n...