ALANYS
El sábado fui a cenar a casa de Amanda junto con Jheremi, su casa era increíblemente grande, pero es que eran cinco hermanos, necesitaban todo el espacio posible. Me lo pase tan bien que desconecte durante unas horas de la bronca que me había echado Tristán. Le había ayudado, ¿no me podía dar las gracias? Desde entonces le ignore todavía más de lo que ya estaba haciendo, desde aquel día ya habían pasado cinco.
Un carraspeo me saco de mis pensamientos, Jheremi a mi lado me dio un codazo. Estábamos en la clase de defensa personal y manejo de armas. Había suplicado porque me dejase correr toda la hora y media o aprender más de la lanza, pero Joel creía que debía aprender a luchar cuerpo a cuerpo.
- Alanys. – Me susurró Jheremi. – Es tu turno.
Me dio un empujoncito haciéndome avanzar. Esto no se me iba a dar bien y lo sabía de sobras.
- Venga, sube. – Joel, a una esquina del cuadrilátero de tatami me animo.
Miré hacia mi contrincante, no podía ser otra que la dichosa Elena. Me miraba con una sonrisa totalmente maliciosa y eso no lo pasaba por alto. Gruñí yendo de mala gana hasta él.
- Como te he enseñado antes. – Me dijo dándome ánimos. – Elena, no seas dura.
- Si profe. – Rodé los ojos subiendo los puños en posición de defensa.
El primer puñetazo lo esquivé, fui a contratacar cuando me agarró con demasiada fuerza y me lanzó al suelo. Tuve que coger una bocanada de aire, me levanté con dificultad escuchando su risa. Me puse de nuevo en posición, y otra vez acabé en el suelo.
Una y otra vez, una y otra vez.
Cuando me canse me levante todo lo digna que pude y me giré hacia Joel. Estaba cabreada porque encima aquella tía no paraba de mirarme con superioridad, prepotencia, pero lo que más me saco de quicio fue lo último que me susurró al oído.
"Tristán es mío."
¡Todo su odió a mi persona era por un chico!
Inmadura de mierda.
Aprete los puños con fuerza, el entrenador me dedico una sonrisa que pretendía ser tranquilizadora. Pista, no surgió ese efecto. Cuando iba a salir del tatami una enorme carcajada por parte de Elena hizo que parase.
- Debilucha... - Se burlo.
Me giré sintiendo mi magia vibrar, con una energía furiosa recorriéndome las venas actué por pura impulsividad.
- Ssiepra y msudla. – Eleve el dedo en su dirección lanzando mi amiga roja hasta ella.
Se llevo las manos a la boca sin poder abrirla y a los ojos, que, en vez de ser su habitual color azul, se convirtieron en blancos. Le había cegado y prohibido hablar a Elena con un simple hechizo. Ladeé una sonrisa alzando las manos.
- Ahora si estamos en igual de condiciones. – Me burle viendo como comenzaba a ponerse histérica.
Se comenzaron a escuchar murmullos y exclamaciones horrorizadas hasta que Joel llego a mi lado apartándome. Estaba furioso, se veía a leguas.
- ¿Qué demonios has hecho? – Me zarandeo señalando hacia Elena? - ¡Eso está prohibido!
Me aparte de mala gana.
- Ella no paraba de burlarse de mí. ¿¡Qué sentido tiene que pelee contra vosotros sin tenéis el triple de fuerza que yo!? – Grite con rabia. – Me estás haciendo quedar en ridículo, ¡mi defensa y don es este! – Señalé hacía ella, que estaba en el suelo agarrándose la cara.
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Full Moon, eras tú.
Hombres LoboLa decisión de mudarse a un nuevo hogar no fue para nada del agrado de Alanys Hughes, ella era una joven bruja de diecisiete años que tenia que poner su vida patas arriba porque sus padres decidieron que mudarse a Claddagh, una manada demasiado al n...