Capítulo 35

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— ¡Me encanta jugar contigo Char-Char!— canturreó mediante el gran altavoz por el que estaba sonando su voz—. Creo que vas a ser la única a la que no voy a matar, te prefiero vivita.

Yo apreté con fuerza el arma a mi cuerpo mientras que Daryl me ponía detrás de su cuerpo, protegiéndome.

Cuando salimos todos juntos, siguiendo los puntos marcados en el mapa, lo último que nos esperábamos era esto, una emboscada a nuestra emboscada, que nos llevaba directos a nuestra muerte. Lo supe cuando empezaron los silbidos, que venían de todos lados, cuando empezó a hablar de cómo nos iba a matar a todos. Me odié por no haberme dado cuenta antes.

Me lo debí de haber imaginado, sobre todo cuando, mientras veníamos hacia aquí, Carl me contaba cómo había intentado hablar con Negan, intentar que se perdonasen, que uniesen fuerzas. Fue en vano, pues él le dijo que los iba a matar a todos, que no iba a quedar uno vivo.

No me lo creí hasta que hizo una cuenta atrás desde tres. Lo hizo poco a poco, mientras que un montón de Salvadores, incluidos trabajadores, caminaban hacia nosotros, apuntando con sus armas. No pude evitar sonreír, mi plan podía seguir realizándose, seguía habiendo esperanza.

Cuando entré por la ventana del Santuario aquel día, antes de prenderle fuego, bajé hacia dónde los trabajadores. Allí volví a hablar con ellos subida encima de la mesa, intentando convencerles de que se unieran a nosotros. Mi sorpresa fue que efectivamente, sí lo hicieron. Fue idea de Amber hacerlo todo más... Dramático, por decirlo de alguna manera. Que Negan se sintiese traicionado, que sufriese. Yo no pude estar más de acuerdo.

Amber me había hablado del Punto de Avanzada que tenían, era más grande que el Santuario, no lo usaban porque no estaba adaptado para vivir, pero que si todos se ponían, podrían estar usándolo en un par de días. Fue por eso por lo que había quemado el Santuario, porque le odiaba, porque quería que viese arder todo lo que había construido. Quería arrebatárselo.

Antes que llegase a tres, di un paso hacia delante y grité:

— ¡Negan! No me vas a tener, o nosotros ganamos, o me muero.

Su risa resonó por todo aquel prado.

— En ese caso, querida Charlie, ¿tienes unas últimas palabras?

Mis ojos se quedaron en la morena, Amber, agarrando con fuerza su fusil. mirándome fijamente y con una pequeña sonrisa. Ella simplemente asintió, así que yo le devolví la sonrisa y respondí:

— ¿Puedes oír eso?— eso causó confusión en todos.

— Si esto es una forma que tienes para buscar la forma de libraros...

— No, no. Lo digo enserio, escucha— todo el mundo se quedó en total silencio, así que yo aproveché para gritar:—. ¡Es la revolución!

Solo me hizo falta esa frase para que, todos los trabajadores que había ayudado, empezasen a gritar:

— ¿Podéis oírlo? ¡Es la revolución llegando!

Rick me miró confundido, así que yo le grité a mi gente:

— ¡No disparéis, están con nosotros!

— ¿Cómo lo ha hecho?— oí preguntar a Rick.

No le contesté, simplemente choqué los cinco con Amber, que se colocó a mi lado, seguido de Bill, al cuál asentí con la cabeza y todos los demás.

— ¡¿Qué mierdas es esto?!— gritaba Negan por el altavoz—. Os voy a matar a todos.

Yo me empecé a reír mientras que este se quejaba y les amenazaba con matarlos a todos cómo no volviesen. Literalmente pasaron de él y yo respiré aliviada. Todo lo que hice en el Santuario había dado su fruto, era exactamente lo que había hablado con Amber, esperar a que Negan nos atacase para darle la vuelta a la tortilla.

El Fin del Mundo ✶Daryl Dixon✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora