Capítulo 26

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Llevábamos posiblemente treinta minutos intentando convencer a Gregory de que nos ayudara a luchar contra los Salvadores antes de que yo agarrara un cojín de el sofá, pegase la cara y empezase a gritar, haciendo que todos me mirasen como si estuviera loca. Yo los ignoré para caminar hacia él, que dio varios pasos hacia atrás.

— Eres la persona más hipócrita que he conocido en mi vida— escupí—. Estás haciendo lo mismo que cuando le dijiste que me podía llevar.

— No es lo mismo— se defendió—. Estoy pensando en la seguridad de mi gente.

Bufé.

— ¿En su seguridad o en la tuya?— pregunté cabreada—. Tienes miedo de lo que te puedan hacer si te pillan, por eso le besaste el culo a Simon cuando vino— eso hizo que su cara cambiase—. No te hagas el sorprendido, claro que lo sé, la gente habla. Todos en el Santuario se estaban riendo de ti.

Él pareció avergonzarse y casi creí que nos iba a decir que sí, pero nos acabó echando de nuevo. Salimos todos de allí insultándole de nuevo por lo bajo, menos yo. Yo lo hice en voz alta y muy clara. Fue Daryl quién tuvo que agarrarme de los hombros y empujarme para que saliera.

— No le necesitamos— me dijo intentando hacer que me sintiera mejor.

Yo me crucé de brazos y arrugué la nariz. Rick le dio la razón y empezamos a hablar de qué más posibilidades teníamos antes de que Enid apareciera para pedirnos que saliésemos. Lo hicimos para encontrarnos con un montón de gente de Hilltop, los cuáles querían unirse a la causa.

Caminamos contentos de que ellos nos ayudasen, hablando de qué más posibilidades había, entonces Daryl empezó a hablar de quemarlos. Rápidamente negué.

— Hay familias enteras allí dentro— dije aunque ya todos allí lo sabían, pues se lo habíamos contado. Solo me faltaba una cosa por decir, una cosa la cuál solo le había contado a Daryl—. Conocí a una chica, Amber. Ella fue quién me ayudó a salir. Tiene tantas ganas de acabar con Negan como nosotros, e incluso más. Estuvimos haciendo cosas allí dentro... Hablando con la gente, escuchándola. No todos están contentos con cómo son las cosas allí. Todos me preguntaban por Alexandria, eso significa que a lo mejor están dispuestos a cambiarse de bando. Y créeme, no habrá algo que le joda más a ese cabrón que ver como su propia gente le da la espalda.

Todo lo que acababa de decir le llamó muchísimo la atención a Rick, que asintió interesado.

— Es una opción que se puede ver— dijo—. Aunque ahora tenemos que volver. Tenemos que estar allí para cuando vayan a buscaros.

Yo asentí para mirar a Daryl con esperanza, quería que supiera que estaba al cien por cien convencida de que podríamos hacerlo.

— Esperad— habló Jesús—. No tenéis que volver, no todavía— dijo enseñando un walkie de los Salvadores a larga distancia—. Podremos saber sus movimientos.

— Y si no volvemos todavía, ¿qué hacemos?— preguntó Michonne.

Entonces Jesús me miró a mi, cómo buscando mi aprobación. No entendí su mirada al principio, pero cuando lo hice empecé a negar.

— No.

— Sí.

— No.

— Charlie.

— Que no.

— Piénsalo.

Empezamos a luchar con la mirada y acabé bufando para cruzarme de brazos. Intenté pensarlo, pensé en todo, en las ventajas y en las desventajas.

El Fin del Mundo ✶Daryl Dixon✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora