Capítulo 1

3.1K 182 27
                                    

Si alguien me pidiese que diga cómo han sido mis últimas dos semanas con una sola palabra, le diría: una puta mierda. Lo sé, sé que son tres, pero estoy de muy mal humor, así que si esa persona imaginaria me dice que tenía que decir una, literalmente me lo cargaría. Ya me daba igual todo, ese era mi nivel de enfado y mal humor.

Había estado caminando sin parar, me había muerto de hambre porque en alguna parte de mi estúpida mente, creí que darle mis latas de comida a un desconocido sería algo bueno. Pensé que no lo iba a notar, que encontraría algo antes de que se me acabara lo demás que tenía. Me cagué en todos los antepasados del hombre al que se lo di una semana después de haberlo hecho.

Para colmo, cuando creía que todo iba a mejor, que ya estaba saliendo de mi mala racha, pues encontré una pista de Abby, me encuentro con un grupo de gente que me buscaba. Pude librarme de ellos y cargarme a algunos de por medio, pero perdí el rastro de mi amiga. Por eso había decidido montarme un pequeño campamento con una tienda de campaña que había encontrado dentro de un coche abandonado. Lo hice porque era consiente de que así no estaba consiguiendo nada, solo cansarme más y deambular por ahí.

La verdad es que me había quedado medio decente y todo, pero obviamente, el mundo tiene que estar en mi contra y tiene que aparecer una maldita horda de mordedores no muy cerca de donde decidí hacerlo. Me cabreé muchísimo y pensé en desviarlos, simplemente no me daba la gana de tener que irme justo cuando lo acababa de hacer todo, pero me sería imposible desviarlos yo sola, así que a regañadientes acabé cogiendo mis cosas y caminando hacia el este.

Volví a montar otro campamento cuando me cansé de caminar. Esta vez me aseguré de que no habían hordas cerca o cualquier cosa que hiciera que me tuviese que ir. No lo habían, así que lo monté lo más rápido posible. No me quedó tan bien como el primero, tengo que admitirlo, al menos podría dormir en un sitio con mantas.

No pretendía quedarme mucho tiempo allí, pero aún así lo reforcé con trampas para que ningún muerto o vivo pudiese pasar sin que yo me enterase.

Ahora había decidido salir a buscar algo de comer, cualquier cosa. De paso también quería ver si podía encontrar un indicio de que Abigail hubiese estado por allí, pues estaba sintiendo que cada vez me alejaba más de ella. Por no hablar de mi hermano y mi sobrina, que no sabía para donde habían tirado. Apenas podía aguantar el miedo constante de no volverlos a ver nunca más.

Ese pensamiento me ponía los pelos de puntas, así que sacudí la cabeza para olvidarme completamente de ello y volver a mi caza, rezándole a un Dios inexistente para encontrar aunque fuera un pequeño ciervo, quería comer algo bueno que no fuera de lata o una ardilla.

Pensaba que no iba a encontrar nada, que me iba a volver con las manos vacías y que la próxima vez buscaría un pueblo o algo para coger comida preparada. Me di la vuelta un poco cabizbaja cuando vi a aquel precioso ciervo. Era enorme, podría alimentar a un montón de gente, pero yo estaba sola, así que en silencio me acerqué a él y empecé a caminar.

Daba muchísimo respeto, verlo tan grande y majestuoso comiendo hierba tranquilamente. No pude evitar sentirme horriblemente mal, no quería matarle, no se merecía eso, el pobre animal no me había hecho nada. Estuve a punto de dejarlo, pero mi estómago rugió de hambre. Suspiré para agarrar una flecha y prepararla. Apunté lentamente, sin hacer ningún ruido. Dudé, dudé muchísimo, pero acabé soltándola para que esta se clavase en su costado.

Tuve que cerrar los ojos al oír el horrible gemido de dolor que este hizo al matarle. No tardé en darme cuenta de que estaba llorando. Di un largo suspiro para limpiarme las lágrimas y caminar hacia él. Antes de todo esto, cuando era pequeña, mi padre había decidido que era buena idea destripar a un carnero delante de mi. Ese día lo pasé tan mal que acabé jurando que iba a hacerme vegetariana. Y lo hice, dejé de comer carne del pedazo de trauma que me había cogido.

El Fin del Mundo ✶Daryl Dixon✶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora