El Fin del Mundo ✶Daryl Dixon✶

Capítulo 6

No sabía a qué diantres había venido esa pregunta, pero todos me miraban expectantes. Yo los analicé mientras que poco a poco llegaba más gente.

Acabé asintiendo, ignorando que estaba moviendo la pierna rápidamente por los nervios de estar con toda esa gente mirándome. Echaba de menos la soledad de mi cabaña. Por alguna razón busqué a Daryl con la mirada, sintiéndome más tranquila al ver que me miraba de forma relajada, como si no tuviera nada que temer. 

— ¿Cuántos caminantes has matado?

Le miré, pensaba que me iba a preguntar más cosas sobre la gente o mi familia, así que eso me había dejado totalmente en ascuas. Arrugué la nariz.

— No lo sé, entre muchos y un montón. Perdí la cuenta después de pasar de cien.

Él asintió, como si mi respuesta de mierda le sirviese.

— ¿Cuántas personas has matado?

No me podía creer lo que me estaba preguntando. Les miré a todos, que esperaban expectantes mi respuesta. No quería contestar, pero sentía que se los debía. Suspiré. Pensé lo mismo que con Daryl, si me quisieran matar ya lo hubieran hecho.

Pensé en todas las personas que habían tenido la mala suerte de encontrarse conmigo y empecé a sumar las que me había cargado ayer. Puse mala cara ante el número y solté:

— Veintiséis. 

Miró a todos de reojo y asintió para volver hacia mi. Me sentí con la garganta seca por un momento. 

— ¿Por qué?

— O eran ellos o yo.

...

— ¿Te importa que te grabe?

Después de las tres preguntas incómodas que Rick me había hecho, me habían dicho que podría quedarme allí si quería, solo tenía que hablar con Deanna. Yo asentí, cuanto más rápido me hicieran sus preguntas, antes me podría ir.

Por eso estaba allí, ahora. Sentada en el sofá de una casa que parecía una mansión, con esa mujer mirándome como si me conociera de algo.

— Como quieras— respondí seca.

Estaba cansada, apestaba y seguro que lucía a muerto. Solo quería darme una ducha y dormir doce horas seguidas, así que cuanto antes terminara eso, mejor para mi.

Ella encendió la cámara y empezó a grabar.

— ¿Cómo es tu nombre entero?

La miré confundida, ya se lo había dicho, pero no quería discutir, así que me encogí de hombros.

— Charlotte Thomson Santana— respondí algo seca,

— Me han contados cosas fascinantes de ti, Charlie— dijo y yo solo ladeé la cabeza para averiguar que es lo que quería decir—. Eres una heroína, les salvaste la vida.

Yo arrugué la nariz.

— Maté a siete personas en el proceso. Solo soy una asesina más.

Ella negó con la cabeza.

— Protegiste a un grupo que estaba siendo atacado. Hiciste que dos niños no quedasen huérfanos— Yo me limité a encogerme de hombros— ¿Por qué les ayudaste? Es decir, si no los conocías de nada.

Tardé en contestar, pero al final dije:

— Antes era médico. Ayudaba a la gente. Si a alguien le daba un infarto en medio de un restaurante, yo no lo pensaba antes de ir y salvarle la vida. Ahora es todo lo contrario. Oyes a alguien pedir ayuda y sales corriendo hacia otra dirección... Yo no lo hacía, ¿sabes? Cuando el mundo se fue a la mierda. Yo seguía socorriendo a la gente. Hasta que me la jugaron. Aprendí por las malas que solo tenía que mirar por mi.