Estallido de emociones

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Narra Manuel

Los días pasaban, por más que trataba que Mayte estuviera tranquila guardando reposo siempre tenía algo nuevo que hacer, parecía ser más inquieta que el par de dos ahora entendía porque eran así de traviesos, ella trabajaba desde casa y yo trataba de ir solo a la empresa a atender lo que no podía desde casa, no dejaba de estar al tanto de Mayte siempre pendiente del celular y mandándole mensajes para saber si todo estaba bien, todo avanzaba bien pero no quitaba que el saber que subía y bajaba las escaleras me daba miedo por cualquier mareo que pudiera sentir, por las tardes que regresaba a casa también un poco de calma volvía a mi al saber que estaba para ella, la tranquilidad de tenerla entre mis brazos sabiendo que estaba perfectamente bien, Jorge nos hizo una "visita de doctor" ya que vendría solo a revisar que Mayte estuviera bien, se alegro bastante de saber que todo estaba mejor que antes y se quedó a cenar con nosotros, estaba feliz de que todo marchara mucho mejor aunque aún tenía miedo sabía que todo iría mejor, los niños habían sido muy comprensibles con la situación prometiendo no hacer travesuras que hicieran enojar a su mamá, saliendo del colegio Fernando pasaba a buscarlos para comer con ellos y después los enviaba a la casa para que hicieran los deberes, así pasaban nuestras semanas tranquilas y bastante mejorables para Mayte, esta mañana me había despertado bastante animado y con demasiada energía sin omitir el pequeño detalle que hizo que me demorara un poco más para salir de casa pues Mayte me había convencido momentos antes de tener intimidad y que no tuviera miedo pues nada pasaría.

Mayte: Gordito miedoso-Dijo quejándose-¿No te gustaría que...-Dijo deslizando su mano por mi pierna llegando a mí entre pierna.

Manuel: Claro que me gustaría pero...-Dije nervioso.

Mayte: ¿Qué?-Dijo apretando ligeramente sobre mi pijama a mi delicado amigo haciendo que tragara saliva.

Manuel: No quiero que estes en peligro-Dije mirándola y esta se sonrió.

Mayte: Yo quiero estar en peligro contigo-Dijo metiendo su mano debajo de mi bóxer sacando así mie miembro acariciandolo delicadamente.

Manuel: Mayte no creo que...-Fui interrumpido por el estremecimiento que causó al sentir como su lengua pasaba por la punta de este mismo, comenzó a lamber mirándome con aquella mirada angelical llena de inocencia mientras que yo ya sentía que la quería sobre mí, Mayte metió gran parte de mi miembro en su boca y mientras lo acariciaba subiendo y bajando con la mano succionaba a la vez, me dio el mejor oral que había tenido en mucho tiempo, tan pronto como me hizo cerrar los ojos y estremecer ante su tacto contra mi piel más delicada y tener un estallido de emociones que provocó al lograr que me viniera teniéndome ella aún dentro de su boca, tenía la necesidad de hacerla sentir lo mismo mis manos se deslizaron sobre ella retirando la poca ropa que le cubría, de pronto ya estaba entre sus piernas lamiendo y succionando aquel pequeño botón que le hacía gozar tanto, sus mejillas coloradas y el fuego en su mirada me encendían más a mi, mis dedos eran mi ayuda mientras le acariciaba entraba y salía mi lengua dentro de ella, sus gemidos, los tirones de cabello que me daba y cada vez que arqueaba su espalda me hacían saber que lo estaba haciendo bien y me lo confirmo cuando de pronto me empapo todo el rostro pues había logrado hacerla llegar al clímax, ambos teníamos la respiración agitada y nos mirábamos compartiendo una sonrisa llena de complicidad, me subí encima de ella tratando de no aplastarla ni a ella ni a la bebe para besarla con comodidad ambos, nuestro beso era fogoso y lleno de pasión, sentía que allí debía estar siempre, Mayte era mi lugar, despacio ella deslizó su mano hacia mi miembro dirigiéndolo hacia su entrada, la ayude un poco con eso y entré dentro de ella haciéndola suspirar y sentí el palpitar que habitaba dentro de ella, lentamente comencé a moverme haciéndonos suspirar, entre besos y algunas mordidas de labio que me daba Mayte avanzábamos con la pasión, los besos de Mayte por mi pecho y las pequeñas mordidas que daba en mi hombro cada vez que la hacía temblar y arañar mi espalda me excitaban demasiado, no sé por cuánto tiempo estuvimos encerrados en la habitación pero estaba seguro de que fue bastante tiempo, nuestro cuerpos encajaban perfectamente como aquella vez en Merida cuando estuvieron así de cerca por primera vez, no me arrepentía en lo absoluto de haber empezado esta aventura con la Lascurain, era un sueño, se había convertido en mi sueño compartir cada noche con el silencio de la luna nuestra pasión y cada mañana a su lado compartir el dichoso despertar de que su rostro sea lo primero que miré y que sus ojos sean lo que me ilumine cada mañana, logramos llegar al orgasmo no podía negar que el estar tan frágil junto a ella estremeciendo entre sus brazos al igual que ella temblaba y titiriteaba debajo de mí me hacían sentir un estallido de emociones, después de un rato de estar enredados entre las sábanas me puse de pie para darme un baño e ir a trabajar aunque quisiera pasar más tiempo con ella en la cama, no podía negar que el embarazo le había traído bastantes cosas que le favorecían como el tamaño de sus piernas y glúteos que se habían engrandecido al igual que sus pechos, no podía negar que pensando en Mayte me volvía a encender, después de bañarme me despedí de ella para ir a la empresa, Jesús fue mi chofer no sabía si era porque el conducía o en mí estaba la alegría pero el camino se me hizo más rápido que de costumbre, al llegar me dirigí hacia el elevador y después hacía mi oficina encontrándome a Emmanuel en el pasillo.

Cambiando el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora