La palabra prohibida.

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La maleza era densa, y el calor acompañándolos no ayudaba. Chifuyu caminaba lento, mirando siempre donde pisaba, con el temor de resbalar y caer de vergonzosa forma, y que su acompañante, Kazutora no lo olviara nunca. Debía cuidarse.

— ¿Puedo saber, cuál es el favor urgente que me pediste?, por que solo me arrastraste hasta acá, en gritos, creí que era tú fin. De aver sabido que veníamos a la selva, hubiera elegido otro calzado.

Kazutora volteó el rostro hacia atras, con su sonrisa de siempre, tan despreocupado como siempre. Venía caminando una paso al frente de Chifuyu

— Bueno, puede ser el fin del mundo, y no te preocupes por tus botas te comprare otras.

— Son edición ilimitada, dudo que te alcancen. Pero anda dime ya el motivo por el que estamos aquí.

— En primera, si me alcanza, mi familia tiene dinero.

— Idiota. Sigues tomando dinero de papi.

— Y en segundo venimos a recuperar algo que perdí.

— ¿Aquí en la selva?, por que no mandaste mejor a una de tus ofrendas.

— Lo hice pero lo maltrataron demasiado.

Chifuyu frunció el ceño.

— Entonces no lo perdiste, alguien te lo quito, ¿qué es?, y ¿para que lo quieres de regreso?

— Recuerdas que en el pasado me gustaba apostar de vez en cuando.

Chifuyu río con ironía.

— De vez en cuando, ni tu te lo crees, recuerdo que me pediste algo de valor.

— Eso ya no importa es pasado.

— Entonces.

— Bueno en aquel entonces, yo pues, no se como decirlo — El alfa empezó a divagar.

— Solo dilo.

— De acuerdo. Yo tome prestado una joyita que es de mi padre, nada significativo. Él ni notaria que le faltaba.

— Bromeas conmigo, no tomaste eso, lo urtaste. No puedo creer que le hayas robado a tu padre. Mitsuya estará muy decepcionado de ti cuando se entere que tomaste una de sus joyas.

— Nunca dije que fuera de mi padre Mit.

El rostro de Chifuyu palidecio.

— !Estas loco!, te atreviste a robarle a Taiju, y sobre todo ser tan idiota como para apostarlo, y perderlo. Joder Kazutora, lo siento mucho, pero supongo que tuviste buena vida.

— Basta, mi padre no me hará nada — se detuvo un momento, y la sorisa en su rostro desapareció — si no se entera — Chifuyu trago duro, al escuchar el cambio de voz de su amigo. La sola mención de Taiju le ponía los pelos de punta. Chifuyu se considera fuerte, uno de los seres más poderoso, pero no quería comprobar su fuerza con alguien como Taiju. Lo mejor siempre sería evitarlo.

Kazutora continúo su andar, y volvió a sonreír.

— Pero bueno para eso estamos aquí, para recuperarlo. Antes de que lo quiera.

— Pero tu hace un momento dijiste que no se daría cuenta si le faltaba. ¿Por qué ahora si lo quiere?

— Parece ser que la joyita en cuestión es un relicario, que le ayuda a ocultar su aura maldita.

— ¿Para qué el señor de las tinieblas, querría ocultar su aura?, que no todo es maldad haya en el inframundo.

— ¡Oye!, no insultes mi hogar. Y bueno tienes razón. Pero hace poco que fui a verlo, me dijo que muy pronto vendrá al mundo de los humano a realizar un trabajo.

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