El gran rey.

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—¡Quietos, no se muevan!

Los protectores de la frontera, alzaron sus armas contra los intrusos, que de inmediato levantaron las manos en señal de rendición.

—Escuchen no queremos problemas, solo queremos hablar con él rey.

Un yokai de toro, río al escuchar la petición.

—Vuelvan de donde vinieron humano.

Takemichi tomo del brazo a Naoto para retirarse de ahí. Pero Naoto no cedió.

—Escuchen este chico de aquí — el tono de Naoto se elevo — es hijo del gran Draken, así que este tan bien es su territorio. Así que exigimos sus derechos.— Takemichi se quedó congelado al oírlo. Él no quería exigir nada y dudaba que los demás lo entendieran.

Aun así uno de los guardias lo miro, y parecía intrigado. Pues mando a llamar a alguien del castillo. Unos minutos pasaron cuando frente a ellos se presentó el mismísimo Baji. Los guardias rápidamente se incaron.

—Me dijeron que un tipo venia a reclamar su derechos.

Baji miro fijamente a Takemichi, y el rubio palidecio más.

—¿Eso es cierto?

—El es Takemichi hijo del gran Draken.

—Se quien es — dijo Baji.

—Solo queremos hablar contigo — Takemichi tomó la palabra — es una emergencia.

Baji lo miro minuciosamente. Parecía que veía atravez de él. Lo que pareció una enternidad, fueron unos segundos en los que Baji accedí y los llevó con el al palacio.

—Habla, ¿de que se trata?

Baji tomo asiento frente a ellos.

—Es algo difícil de contar.

—Tengo tiempo.

Naoto asintió, viendo que Takemichi parecía perdido en ese gran salón. Decidió el relatar lo sucedió. Mientras iba avanzando la historia, vio como el rostro de Baji tuvo varias reacciones, que para otros hubieran pasado desapercibidas pero para él no.

La postura de Baji cambió, volviéndose más rígida y enderezó la espalda.

—De acuerdo.

—¿Hay solución?

Baji pareció pensar en sus opciones.

—Según lo que relatas, esa espada debe pertenecer a Hanma. Es una espada muy poderosa y venenosa. Envenena el alma. Los únicos que la pueden controlar son aquellos que son más fuertes que ella. Pero no se puede destruir, se convierte en una carga.

El rostro de Naoto decayó y Takemichi parecía muerto en vida. Que habían hecho.

—Entonces, ¿qué opciones tenemos?

—Chifuyu.. podria— Takemichi alzo el rostro viendo con los ojos rojos, de tanto llorar, a Baji —El es inmortal, podría cargarla.

—No.

La palabra casi retumbó en la habitación.

Baji no lo permitiría, esa carga. Había visto a Draken cargar con ella y era como si aquella arma succionara tu energía.

—Yo me haré cargo.

—¿Puedo saber cómo?

—La única opción es mandar el arma a su lugar. En el inframundo hay una habitación especial para ella. Fue creada el mismo día que la espada se creó.

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