Maxine Agnes. La hermana pequeña de Teresa Agnes. Max llega al Claro justo al mes donde se cumple dos años desde que el primero llegó al Claro. Pero no llegará sola en la Caja, estará acompañada de un chico. A partir de la llegada de ambos, todo se...
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Propaga...
Contrae...
Sangra...
Muerte...
Rígido...
Pulsa...
Propaga. Contrae. Sangra. Muerte. Rígido. Pulsa.
"Recuerda esas palabras".
Propaga. Contrae. Sangra. Muerte. Rígido. Pulsa.
"No las olvides. Repite de nuevo, Max..."
Propaga. Contrae. Sangra. Muerte. Rígido. Pulsa.
"¡Todo va a cambiar! ¡Intenta recordar! ¡Recuérdalo!"
Los ojos de la chica se abrieron con rapidez cuando sintió como alguien la movía de los hombros. Sintió como el aire faltaba en sus pulmones y reaccionó rápidamente. Su cuerpo se giró hasta estar con la cara pegada a las rejas que pisaba.
Expulsó gran cantidad de agua de su boca, tosiendo exageradamente, regulando su respiración. Sintió como alguien tocaba su hombro, por lo que, asustada y exaltada, como pudo recobró la compostura y se sentó, pegada a una de las paredes.
—¡Maxine! —una voz masculina gritó su nombre—. Tranquila, siento haberte asustado —habló segundos después—. Hablabas en sueños y...
—¿Quién... quién eres? —carraspeó cuando su voz sonó muy seca, no sabía hacia dónde mirar, todo le resultaba muy confuso, y tener a otra persona ahí más.
—Yo... ah... —el chico no supo muy bien que decir, por lo que la castaña frunció el ceño y esperó su respuesta, aún jadeando—. Mi nombre es Thomas. No... no recuerdo nada más.
Entonces ella se dio cuenta que tampoco recordaba nada. No tenía ni idea de que hacía en aquel elevador, ni porqué, ni hacia dónde pararía. Pero sí sabía su nombre. Su nombre se repetía una y otra vez en su cabeza. Y el chico también había dicho su nombre.
Maxine.
—¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó ella, aún pegada a las rejas y mirando la silueta del chico.
