2.3. La Catrina.

680 67 16
                                    

[ Narrador omnisciente ]

Años atrás, antes del laberinto.

—¡Felicidades! —chilló Maxine de repente, corriendo hacia donde se encontraba Thomas.

Él rodó los ojos, con una sonrisa nerviosa.

Minho, Maxine, Siggy y Gally entraron de repente al Comedor. Sonrisas grandes decoraban sus rostros, Thomas apenas tuvo tiempo de levantarse del banco cuando Maxine se enganchó a su cintura y lo abrazó con fuerza.

Thomas dejó escapar una gran risa, aferrándola con fuerza para que no se cayera.

—Feliz cumpleaños —habló más calmada, rodeando su cuello con ambos brazos.

—Gracias —murmuró, dejando un beso a un lado de su cuello—. Pero sabes que no me gusta que lo mencionéis.

—Vamos, colega —Maxine se bajó y Minho apoyó la mano en su hombro, sonriendo de oreja a oreja—. No todos los días cumples quince años.

Siggy soltó una carcajada.

—Cada vez más viejo, amigo.

Thomas rodó los ojos, negando con la cabeza. Todos se sentaron en la mesa en la que estaba desayunando Thomas anteriormente, esperando a que los demás también llegaran de terminar las pruebas analíticas.

—No te desesperes, Thomas. Lleva toda la mañana dentro de la enfermería —Maxine dijo, sabiendo que estaba pensando en que Newt aún no había llegado—. Me ha dicho que intentará venir antes.

—Supongo que Marcus tampoco le está ayudando mucho, ¿no? —preguntó, y los chicos se quedaron callados.

—Sabes que Newt es el tercero que va a ir al Laberinto, es normal que le hayan puesto algo de seguridad. —Respondió Gally, un minuto después del incómodo silencio.

—Ese tío siempre está encima de él, ya no es un crío —Minho habló también en susurros al ver a los guardias rondando por las mesas—. Hace un año que le asignaron de cuidar de Newt, y lo trata como la mierda.

—¿Deberíamos hablar con Ava? —Maxine sugirió en voz baja—. Puede que ella haga algo y lo cambien.

—Podríamos intentarlo, pero dudo que haga algo, es el único guardia de CRUEL que puede mantenerlo a raya. Ningún otro se atreve a ponerle la mano encima. —Habló Thomas, y los chicos suspiraron, pensando.

Las palabras de Minho quedaron atrapadas en su garganta cuando la voz de Newt se escuchó en el pasillo, muy alta. Los guardias que estaban en la puerta no hicieron nada al saber de quien se trataba. Por lo que Maxine, Thomas y los demás se levantaron corriendo del banco, saliendo del Comedor.

—¡Ya basta! ¡Déjalo en paz! —gritó Alby, mirando atónito la escena que habían montado.

Marcus sujetaba el cuello de la camiseta de Newt, que estaba contra la pared, apretado por el brazo del guardia.

—¡Suéltame, imbécil! —bramó Newt, sujetándose de la muñeca de la mano por la que estaba sujetado.

—Vuelve a hacerlo, puto mocoso —espetó Marcus, mirándolo con desagrado—. Vuele a escaparte como lo has hecho. Vuelve a hacerlo si te atreves.

The Girl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora