Todo o nada

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[Lucia]

🏍️

Aida no se enojó, bueno, un poquito ¡Ja! Sabía que me comprendería, las motos son más accesibles de usar frente a una ciudad petada de coches.

Al principio pensé que me daría una hostia chaval, pero...se cómo calmar a mi chica.

En fin, luego de aquel encuentro en la bodega del restaurante que compré...mm...debo contarle eso a Aida, no se lo eh dicho ¡Ups!; Continúo, después de estar con mi novia, nos fuimos a su casa en mi moto. La odia, como odia a la que tengo en Bilbao, exclamó miles de palabrotas en el camino, pero...no pasa nada, es un lenguaje universal.

Al llegar a casa, estaba toda la familia de mi baby, por lo que aproveché la instancia de comentarles que me llevaría a su primogénita a vivir conmigo...Bueno, a medias ya que yo vivo en Bilbao, pero viajo bastante a Madrid.

Nadie me dió una hostia, solo Pedro que me pidió que cuidara de su princesa, a lo que le juré con mi vida que así sería. Ana me preguntó si estaba segura, vivir con la pareja era otro nivel, según refirió mi suegra. Obviamente le dije que sí, ambas lo estamos, nos amamos y tal...Está todo bien.

Finalmente nos fuimos al cuarto, vimos una peli y, sin darnos cuenta, nos quedamos dormidas.

Desearía deciros que soñé con Alicia en el país de las maravillas, pero no. Estaba en una casa embrujada, con Zombies y tal. Desperté cagada tío, odio tener pesadillas.

_ De nuevo me observas dormir, pareces una demente tía. - Me dijo aun dormida ¿Cómo sabe que le miro sin siquiera abrir sus bellos ojos?.

_ Ya, lo siento amor. Sabes que es mi rutina.- Dejé un beso corto en sus labios. - Eres la brisa que me hace volar, el fuego que me llena de pasión, mi corazón late por ti, mi vida late por ti, mi amor, mi felicidad, mi razón de ser.

Por fin me dejó ver sus hermosos ojos verdes, verdes como el pino más majestuoso de los bosques Argentinos. ¡Madre mía! Aida expresa bastante con la mirada, siento una corriente cursar por todo mi cuerpo solo al ver como me observa a través de sus ojitos.

_ Hace tiempo no me dedicabais un poema, amor.

_ ¿Si?.

_ Si.- Me respondió sin más. Escondió su rostro en el hueco de mi cuello y me abrazó de la cintura, a lo que aproveché de colocarme de lado, posar mi pierna izquierda sobre su muslo y abrazarla como un Koala. _ Te amo.- Escuché.

Su aliento en mi piel me causó cierto calor en mi entrepierna.

_ Que conexión tan bonita la que tengo contigo Aiduski. Soy una mujer privilegiada.

Seguimos haciéndonos mimos y, sin caer en cuenta, nos volvimos a quedar dormidas. Esta ves no tuve pesadillas, solo el aroma de mi novia que inundó mis fosas nasales y llegó a mi subconsciente a tal punto de introducirse en mis sueños. Sueños en donde Aida fue la protagonista de inicio a fin.

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