Capítulo 21: Perderse a sí mismo

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Una semana después del primer problema que tuvo Hermione con los Carrow, intentó con todas sus fuerzas no meterse en más problemas. Esta estrategia también incluía no ser el centro de atención siempre que le era posible. Paso toda esa semana sin que nada malo le ocurra. Sin embargo, cuando la primera semana de febrero llegó, Hermione comenzó a bajar la guardia.

Era el día del partido de quidditch, y era muy importante para el equipo de Gryffindor. Hermione estaba feliz de asistir al partido y ver a Ginny que se enfrentaba contra el equipo de Hufflepuff. Se sentó junto con Neville y Luna en las gradas, viendo que el juego se ponía más intenso a medida que avanzaba el tiempo. Por la ausencia de Harry, Ginny había intensificado como su juego como capitana del equipo, mientras que Cormac McLaggen había tomado la posición de guardián ahora que Ron no estaba.

Hermione, Neville y Luna miraban con atención el partido. A pesar de la persistencia de Ginny y el amor por el quidditch, sus habilidades en el juego no eran ni de lejos a los que eran los de Harry. Ella podía coordinar a los jugadores, pero carecía de cohesión que una vez había visto bajo la coordinación de Harry, y Oliver Wood delante del juego.

El partido terminó en una derrota vergonzosa para Gryffindor. Hermione hizo su camino hacia abajo desde las gradas después de que Neville y Luna, con la esperanza de que encontraría a Remus mientras salía de las gradas que era sección de los profesores. Ella les dijo a sus amigos para que continuaran su camino sin ella. Mientras ella seguía con su camino por otro sendero de regreso al castillo, a la vez que buscaba a su esposo. Por desgracia, se encontró cara a cara con Draco Malfoy antes que a Remus.

—Granger —se burló Draco, camino unos pasos más, situándose delante de ella—. Yo casi ni te reconocí sin cara rajada y la comadreja a tu lado.

Hermione frunció el ceño ante los apodos, pero no permitió que Draco notara cualquier otra reacción de molestia en ella.

—Déjame en paz, Malfoy —dijo Hermione, soltando un suspiro, levanto la vista por encima del hombro del rubio para ver si venía Remus.

—Sabes —bromeó el rubio, a la vez que cruzaba sus brazos—, en realidad es bastante triste que Potter y Weasley huyeran sin ti. Casi me siento mal, quiero decir, yo no sabía que te odiaran tanto, como para dejarte sola.

Los labios de la castaña se juntaron con fuerza. Ella sabía perfectamente que Malfoy estaba tratando de hacerla enojar. Puesto que ahora Hermione tenía la reputación de ser muy temperamental, pero ella no dejaría que Malfoy se saliera con la suya.

—Vete al diablo, Malfoy —murmuró con indiferencia.

Él arqueó una rubia ceja.

—Creo que acabo de tocar un punto débil, ¿no?, ¿Es cierto? ¿De verdad se aburrieron de ti y por eso decidieron huir y dejarte?

—Tú no sabes nada de lo que paso, y porque motivo se fueron Harry y Ron —respondió Hermione fríamente—. Y además, esto no es asunto tuyo.

—Oh, yo puedo hablar del escape de tus amiguitos, porque hoy en día esto es un asunto de todos, ¿viste el último artículo de Skeeter? Creo que ella da en el clavo cuando dijo que su verdadera personalidad es... de un cobarde para llamar la atención de todos —Draco sonreía con orgullo luego de escupir su veneno.

Hermione negó con la cabeza, dando una breve mirada a su alrededor antes de decidir qué hacer, todavía había algunos chicos caminado por ahí.

Hermione dio un paso amenazadoramente.

—Vamos, Malfoy. Tú sabes que Harry no es un cobarde. Por lo menos él es mucho más valiente que tú, pero yo no sé si eso es decir mucho.

Draco se burló.

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