Hermione miró a Harry que se encontraba en una de las muchas habitaciones de Grimmauld Place. Esta habitación tenía un árbol adornando gran parte de las paredes. Y Harry lo estaba examinando con una expresión sombría. Habían pasado ya unos días desde el ataque de los mortífagos. El funeral de Dumbledore había sido ayer, y tenía que volver a Hogwarts dentro de dos días. Hermione no había hablado mucho con Harry, pero ella sabía que su amigo estaba con una terrible desesperación. Parecía aún peor de lo que había sido después de la muerte de Sirius.
Decidió que tenía que hablar con su amigo. Hermione entró en la sala, y mientras caminaba las tablas del suelo crujían. Harry se volvió a mirarla, y ella se dio cuenta de las bolsas debajo de los ojos que tenía. Sin decir nada, ella se trasladó a su lado.
Se quedaron en silencio por unos momentos, antes de empezar a hablar.
—Voy a tener que salir de Hogwarts. Ya sabes... si las cosas se ponen peor —murmuró el pelinegro, con los ojos errantes sobre los nombres en la pared.
Hermione odiaba la idea de dejarlo partir.
—Me voy con vosotros, porque me imagino que Ron también ira contigo, ¿no?
Harry suspiró y se pasó una mano por el pelo desordenado antes de que se volviera a mirarla.
—Tienes que quedarte en Hogwarts, Hermione. Ahí es donde estarás a salvo. Además, Dumbledore estaba seguro de que estarías a salvo con Remus.
Hermione abrió y cerró la boca, no le salieron las palabras. Sabía que Harry tenía razón. Ellos ya habían discutido ese mismo tema antes.
—Además, con McGonagall a cargo de Hogwarts estarás bien. Y si en algún momento ya no es seguro estar en el colegio, tú saldrías de allí, pero con la ventaja de que Remus estaría pendiente de ti. y no olvides todos esos rumores sobre el seguimiento a los muggles... Si tú fueras conmigo, simplemente no quiero que huyas conmigo, y luego quedar a atrapados, es muy peligroso —las palabras de Harry fueron rectas y precisas. Hermione sabía que Harry había pensado mucho en todas las consecuencias de si ella lo acompañaba.
El mal humor que Hermione sintió por un momento se evaporo al escucharlo hablar y saber que se preocupaba mucho por ella. Mirando al suelo habló.
—Pero Ron irá contigo —dijo por fin—, sí, él nunca te dejaría solo.
Harry asintió a regañadientes.
Ambos miraron a la pared una vez más. Hermione pensó en el funeral de Dumbledore. Había sido bastante triste, pero memorable. Ella había sido capaz de estar junto a Remus y sostener su mano, sobre todo porque Rita Skeeter estaba allí, junto muchas otras caras conocidas. Después de la ceremonia, Rufus Scrimgeour se había presentado y pidió hablar con Harry, Ron y Hermione. Había estado allí para entregar la herencia de Dumbledore, ellos estaban confusos al oír el tema de la "Herencia". Y Hermione no tenía idea de qué hacer con un libro de cuentos infantiles que había suscitados en ella.
—Sé que odias esto —murmuró Harry, tirando de ella a la vez que la sacaba de sus pensamientos—, pero sinceramente, no creo que vaya a ayudar a la situación si me quedo en Hogwarts y escribo ensayos de Transformaciones o de algún otro curso.
—Hey —Hermione le dio un codazo amigable—, la escuela es importante, incluso los ensayos de las diferentes cursos.
Las esquinas de los labios de Harry se levantaron ligeramente. Ella dejó escapar una sonrisa.
—Pero en serio, Harry, tenemos que hacer muchas planificaciones —la mente de la chica empezó a trabajar a través de todo lo que necesitaba empacar sus amigos—, y necesito una manera de mantenerme en contacto con ustedes dos...
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Boda y Guerra
RomansaEn medio de la segunda guerra mágica se avecina una antigua ley. Y Hermione Granger es la primera afectada, dado que esta ley la hace estar casada con su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, Remus Lupin. Nota: Esta historia tiene lugar...