Capítulo 23: El venir del amor

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—Severus —saludó Remus al director cuando entró en la oficina.

—Lupin —el hombre serio respondió, señalando un asiento frente a su escritorio. Remus se sentó, todavía encontrando extraño ver sentado a Severus Snape donde antes se sentaba Dumbledore—. Tenemos algunos asuntos que discutir —murmuró Snape, con una expresión de intensa contemplación.

Remus inmediatamente supo que no le iba a gustar lo que Snape estaba a punto de decirle. Se sentó rígidamente en su silla.

—¿Qué está pasando?

Severus parecía buscar las palabras correctas antes de hablar.

—Antes de... en el pasado... Albus me informó acerca de la misión que te dio, cuando pasaste un tiempo con el hombre lobo alemán, en el anterior verano.

Remus respiró hondo, comprendió de lo que le hablaba —como un torrente los recuerdos volvieron a él— y de lo que seguramente volvería hacer. Por supuesto, se trataba de los hombres lobo. Ya lo presentía. Su verano pasado, su integración en la manada había sido inicialmente para protección, para asegurarse de que Voldemort no convenciera a los hombres lobo a estar de su lado, también para conseguir hombres lobos dispuestos a luchas al lado de la Orden. Dumbledore le había advertido que llegaría el momento en que tendría que volver allí. Remus casi se había olvidado de eso.

Miró hacia arriba, y luego miró los ojos negros de Snape.

—Tengo que volver, ¿no?

Snape asintió con una expresión seria.

Remus volvió la cabeza, mirando al suelo mientras recordaba con una ola de temblor lo horrible que había sido estar cerca del final. Casi había muerto la última vez que estuvo allí, y todo por culpa de una pequeña pelea con otro miembro de la manada. Odiaba la idea de volver, pero sabía que lo haría. Era su deber, y él tenía que terminar con lo que había empezado. Además, algo de le decía que Snape ya había pensado en todo eso antes. Levantó la cabeza.

—¿Supongo que ya tienes un plan?

Snape asintió, todavía sin hablar. Obviamente él no quería hacer enfadar a Remus, quien se encontraba en todo su derecho de negarse. Ellos habían desarrollado una especie de compañerismo durante el curso de ese año. No haría algo como eso para destrozar el "compañerismo".

—¿Qué pasa con Hermione? —preguntó Remus, mirando a Snape cuidadosamente. Mientras decía esto, un millón de pensamientos volaron a través de la mente de Lupin. No podía estar lejos de Hermione por mucho tiempo, porque todavía tenían que cumplir el contrato quincenal. Además, todo eso del arreglo matrimonial entre Hermione y él era por protección hacia ella. No era como si él pudiera protegerla mientras se encontraba en Alemania.

—Tú te vas ausentar solo durante doce días —respondió Snape—, lo suficiente para que tú puedas cumplir con los requisitos establecidos por el Ministerio —Remus pensó que si Snape no fue tan pálido, seguramente lo habría visto sonrojado por la respuesta.

—¿Estará a salvo aquí? ¿Qué pasara con mis clases? Alguien notara mi ausencia y tratara de llegar a Hermione —Remus entrecerró los ojos, preguntándose si Severus realmente había pensado en todo eso. Había muchos problemas con él, como solo levantarse de allí y salir de Hogwarts hacia Alemania, estando en medio de ese curso tan complicado.

Snape levantó una mano.

—Silencio, Lupin —Remus movió su mandíbula con cierta molestia. Y Snape continuó—: He hablado con Arthur Weasley. Él y su familia ya se están quedando en Grimmauld Place, como ya sabes. Y gran parte de la Orden también estará allí durante las próximas vacaciones.

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