Capítulo 19: El Sapo Regreso

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Severus observó a Dolores Umbridge con absoluto desprecio, desde que la vio entrando a su oficina. La mujer tenía el mismo aspecto que tenía la última vez que la había visto en Hogwarts. Al parecer, incluso después de su encuentro con los centauros, era tan irritante y persistente como siempre.

—Me gusto lo que has hecho en Hogwarts, Severus —dijo ella con recato, sus manos se deslizaban sobre sus diversos libros sobre magia negra como si fueran libros de cuentos para niños—. Ha mejorado mucho desde que Albus no está aquí.

Era bastante audaz de su parte asumir que ella podía dirigirse a él por su nombre de pila.

—Yo preferiría director Snape, si no te importa —dijo él, con una ligera mueca en el rostro.

Umbridge sonrió con dulzura.

—Por supuesto, señor director.

Severus enmascaró su total aversión hacia la mujer con un gesto de labios apretados.

—Ahora, señora Umbridge, por favor, tome asiento, y me puede decir la naturaleza de su visita.

Él no dejó de notar el movimiento rápido de varita de la mujer, como limpiando la silla antes de sentarse. Luego ella arregló su falda color rosa antes de volver su vista hacia Snape.

—Me gustaría hablar sobre un par de miembros del personal y su... estado aquí.

Por supuesto, debí habérmelo imaginado, pensó Snape con amargura.

—Espero que no piense volver a examinar su proceso de evaluación de la última vez aquí en Hogwarts. Porque eso fue más que bien, fue perjudicial para algunas clases —en este punto Severus no le importaba si estaba siendo contundente. La mujer sabía lo que el rencor que él sentía por ella.

—No se preocupe —sus labios se curvaron hacia arriba mostrando una repugnante sonrisa dulce—. No pienso en el uso de este tipo de medidas intensas de evolución esta vez.

Severus asintió, con el rostro blanco y desafiante.

—Ahora —exhaló enderezándose—, hay algunos miembros del personal que me parecen... cuestionables.

—¿Y quién podría ser? —preguntó Snape, levantando una ceja.

Umbridge se aclaró la garganta de la manera más desagradable.

—En primer lugar, ese centauro —dijo la palabra con disgusto absoluto.

Lo esperaba, pensó Snape.

—Firenze sólo enseña algunas clases de adivinación, y estoy completamente seguro de que él no ha hecho nada indebido durante su tiempo Hogwarts como miembro del personal. ¿Tienes alguna evidencia de lo contrario?

Los ojos de la mujer brillaron con ira.

—Tengo que recordarle que fui atacada por unos de su clase en Hogwarts —ella dejó escapar una respiración profunda, pero luego en su rostro apareció un gesto profundamente vengativo.

—Firenze ha sido exiliado del grupo de centauros que la atacaron. No veo ninguna razón por la que deba ser retirado del personal, solo debido a los actos de otros —Severus habló con firmeza y frialdad. Él sabía que la mujer intentaba manipularlo con ese percance que tuvo, pero sinceramente no esperaba que quisiera que Firenze fuera echado para siempre de Hogwarts—. ¿Hay otros miembros del personal que le gustaría discutir?

La mujer cruzó las piernas, tomando un momento para serenarse antes de hablar de nuevo.

—El hombre lobo —ella frunció el ceño—, no veo como alguien de su tipo pueda andar alrededor de niños, especialmente teniendo en cuanta sus transformaciones que sufre cada mes, es una amenaza.

Boda y GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora