Aemond no había visto antes a Lucerys en su faceta de capitán. Su sobrino tenía una buena relación con Addam mientras al resto los trataba distante pero gozaba del suficiente carisma y autoridad para tener el respeto de su tripulación pese a su apariencia evidentemente nada Velaryon. No tenía la sangre de la serpiente marina, pero cuando dirigía la nave se notaba el reflejo de Lord Corlys en él, haberlo criado dió sus frutos.
Su trato con Alyn era más frío, parecían tener el acuerdo mutuo de no hablarse más de lo necesario pese a sus puestos de capitán y primer oficial, casi siempre mirando al lado opuesto si estaban cerca.
El contraste era marcado. Mientras Addam tenía muy buenas cosas que decir de Lucerys, Alyn parecía tenerle algo de aborrecimiento y el sentimiento era mutuo. Aún así, Aemond contuvo su curiosidad unos días sobre varios temas mientras se adaptaba a la vida navegando.
No fué un desgaste emocional como imaginó, disfrutaba escuchar el constante murmullo de las olas rompiendo al chocar con el barco, sentir la brisa salada acariciando su piel y el aroma a mar impregnando en el aire. Su sobrino tuvo razón en decirle una vez zarpabas por primera vez, descubrías una sensación de bienestar que antes no te habrías dado cuenta necesitabas. Vaghar la mitad del tiempo también cubría al Dragón Marino del sol, excepto algunas horas en que se perdía junto a Arrax.
Su primer fin de semana en el barco se enteró que cada siete lunas, se reunían en la noche a improvisar una especie de fiesta que permitía a toda la tripulación cantar con su capitán varias salomas mientras bebían. Aemond descubrió que su sobrino tampoco tenía una voz que dejara indiferente. Se mantuvo en silencio escuchando al alfa castaño, sintiendo la nostalgia reflejada en el rostro del capitán mientras la cítara y la flauta amenizaban el ambiente jovial bajo la luz de la luna llena, terminando la noche junto a relatos de Addam y Alyn sobre las aventuras clásicas de la casa Velaryon.
Por supuesto, la estúpida mención de cómo un antepasado tuvo que huir de una isla habitada por una sirena peligrosa que intentó seducirle no pudo faltar y Aemond tensó sus labios en una sonrisa amarga. Su pupila se movía a otros lados, la luna o en el torso expuesto de Alyn junto a una de las lámparas de aceite, antes de notar su sobrino tampoco toleró más los relatos y se marchó a la proa del barco.
Aemond también se levantó de un salto con su cuerpo tenso, juntando los labios en una delgada línea recta. Empezaba a entender mejor que nunca las advertencias sobre esconder muy bien su otra forma. Sin embargo, él no era un indefenso omega ni iba a quedarse a escuchar cómo unos marineros le cortaron la cola a una sirena cientos de años antes.
Lucerys tenía los ojos cerrados con las palmas sobre el borde del barco, estirando el cuello como si quisiera ser uno con el sonido del mar y el viento sacudiendo su melena castaña. Su aroma transmitía tantos sentimientos enrevesados, alrededor de una inquieta serenidad. Aemond se acercó en silencio y colocó su mano derecha sobre uno de los hombros de su sobrino. El menor era más alto que él, ahora podría exactamente cuántos sentimientos le llevaba.
—Si quieres les digo que cuenten otra cosa– Comentó el alfa envolviendo el dorso de la mano ajena sobre él entre sus dedos, sin moverla del sitio.
—Será sospechoso– Los oscuros ojos verdes miraron al platinado, entonces Aemond relajó sus hombros y retiró la sonrisa tensa, sintiendo el cálido tacto de los dedos de su sobrino sobre su mano fría– ¿Cuánto falta para tocar tierra? Necesito enviarle un cuervo a mi madre, no sé nada de Aegon... Antes de irme ví que estaba realmente mal. Su habitación se llenó de perlas, estuvo llorando demasiado.
—En tres días podremos hacer la primera parada, confío Jace y Aegon arreglaran su matrimonio. Mi hermano aprecia demasiado a su omega– Respondió Lucerys e, inesperadamente, posó sus manos sobre las mejillas de su tío– Estás helado...
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Perlas de Amor
FanfictionMuchos descendientes de la casa Hightower tienen un secreto: pueden transformarse en sirenas. Aemond sin querer salva a Lucerys, y aunque Lucerys no sabe quién fué la sirena que lo salvó decidirá casarse con quién resulte ser la sirena. Para ello, A...