Minho vive para hacer lo que más le gusta, el ninjutsu. A lo largo de su vida pasa por muchos momentos difíciles antes de conocer a su alma gemela.
-, Adaptación autorizada
-, Todos los créditos a la/el autor/a @NewCastlevania
-, Mención a otros sh...
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―¡Profesor Lee! Ni para los torneos llegas a la hora. ―se quejó Jeongin.
―Ya, ya, pero no pasa nada, porque vamos con tiempo.
―El profesor Taeyang ha llegado antes que tú.
―¿Taeyang?
―Tú siempre igual, ¿no Minho? Ah... Changbin me llamó, me dijo que se encontraba mal y que no podía venir, Jisoo se quedó a cuidarlo. ―le explicó Taeyang.
―¿Y Hyunjin?
―Él también está malo al parecer.
Esos dos bebieron demasiado anoche... y mira que se lo dije.
―Siento que hayas tenido que venir tan de repente.
―No importa, Changbin me dijo que me pagaríais bien por esto.
Con todo aclarado, pasaron lista y subieron todos al coche de 11 plazas en el que solían ir para llevar a los alumnos a las competiciones. Minho condujo.
No era la primera vez que Taeyang lo acompañaba a las competiciones. Desde hacía un tiempo lo sustituía cada vez que Minho no podía dar sus clases.
Claro que él solía avisarle con tiempo, y lo que habían hecho sus socios era un completo abuso de confianza.
Llegaron al lugar y empezaron los combates. Casi todos los presentes eran participantes o entrenadores, aun así había poca gente, no duraría hasta más allá de las doce, calculaba el profesor.
En el banquillo, junto con sus alumnos había uno especialmente entusiasmado. Quizás demasiado.
―Profesor...
―¿Qué pasa Jeongin?
―Hoy lo daré todo, superaré a Seungmin, y seré yo el que lo tumbe la próxima vez.
―No espero menos de ti.
Los ojos del chico brillaron al oír las palabras de su profesor, y con esas nuevas emociones se levantó del banquillo para enfrentarse a su primer oponente.
―Jeongin parece muy concentrado, ¿qué le has dicho? ―preguntó Taeyang.
―Nada que él no supiera.
―Oye Minho... quería preguntarte algo.
―Dime ―El profesor no apartaba la mirada de Jeongin mientras el combate daba comienzo.
―¿Sales con alguien?
―No.
―Es que nunca me cuentas nada, y ya nos vemos poco. Y apenas sé de tu vida desde lo nuestro.
―Ya. ―Jeongin se movía rápido y esquivaba eficazmente los ataques de su contrincante.
