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El fin de semana más feliz que había tenido el profesor fue sin duda ése

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El fin de semana más feliz que había tenido el profesor fue sin duda ése. Había rescatado al castaño, habían caminado juntos hasta su casa y había accedido a ser su alumno exclusivo.

Sus pensamientos se iban por las ramas y el corazón le palpitaba como nunca. Se sentía vivo. Vivo y feliz a pesar de que no había sucedido nada de momento. Pero no se iba a dar por vencido, pensaba explotar al máxima esa probabilidad, esa mínima probabilidad de que pudieran estar juntos algún día.

Estaba distraído, porque solo podía pensar en aquel chico, confuso, porque jamás se hubiese imaginado que un desconocido pudiera llegar a llamar tanto su atención y la vez decidido, decidido a descubrir qué es lo que está buscando realmente en ese joven.

Normalmente no solía imaginarse a él mismo junto con otra persona. Solía vivir su presente, haciendo lo que le gustaba y cubriendo sus necesidades.

Pero ahora era diferente, sentía que necesitaba cogerle la mano, tocarlo, acariciar su cara. Deseó haberlo abrazado el día del asalto, abrazarlo con fuerza y oler su pelo, sentir su calor y consolarlo toda la noche.

¿Cómo te has vuelto tan cursi de repente Lee?

El lunes a primera hora entró por la puerta del gimnasio, dispuesto a dar sus clases matutinas.

―¡Bueno días señor Lee! Le estábamos esperando. ―eran los publicistas asaltándolo en la entrada.

―¿Otra vez aquí? ¿No tenéis más clientes?

―Ninguno como usted señor Lee.

―¿Qué queréis?

―Venimos a comunicarle que la sesión de fotos se hará este miércoles a las...

―¡El miércoles no!

―Señor Lee, no puede negarse ahora, ya hemos hecho un trato.

―Lo sé... mejor que sea... mañana. ―Minho suspiró y los publicistas se miraron entre ellos desconcertados.

―¡Cla-claro que sí! ¡No esperábamos esta iniciativa por su parte! ¡Empezaremos con todos los preparativos de inmediato! ¡Nos vemos entonces mañana a primera hora en el estudio de la calle Central!

―Si...

―¡No llegue tarde por favor!

―No...

Los publicistas se marcharon corriendo mientras hacían llamadas por el móvil. Minho ya no se acordaba de la pasada reunión, ésa tan fructífera para sus socios. Estuvo ocupando su cerebro con otros pensamientos.

Los lunes tenía la tarde libre y decidió volver al parque a pasear los perros. También fue a buscarle claro está. Pero no hubo suerte, no lo vio por ninguna parte. No podía ser tan paciente con él, no era capaz de esperar hasta el miércoles para verlo.

Profesores #2 ; MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora