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Volvían a encontrarse en ese edificio, en el último piso, en una sala completamente diferente a las dos anteriores en las que habían estado

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Volvían a encontrarse en ese edificio, en el último piso, en una sala completamente diferente a las dos anteriores en las que habían estado. Solo había una gran mesa color caoba y unas enormes cortinas de terciopelo evitaban que entrara cualquier atisbo de luz solar.

Hyunjin se puso nervioso nada más entrar. A Minho le dio la impresión de que todo ese escenario no era más que un truco psicológico para hacerles caer en una trampa.

Aunque a su amigo eso le intimidase, el profesor estaba demasiado cabreado como para que algo le importase.

Era el cumpleaños de Jisung y llegaría tarde por culpa de esa maldita reunión a la que se había visto forzado a asistir. Todo para no conseguir nada. Sus socios tenían la esperanza de alcanzar un buen trato, pero eso no iba a ocurrir, y Minho lo sabía.

Cada día que pasaba al lado del maestro era preciado para él. Y ahora le iban a arrebatar un momento muy especial, su primer cumpleaños juntos.

―Me alegro de que estén aquí, tomen asiento por favor ―dijo Bangchan.

Como la vez anterior, tenía tan solo a cuatro personas a su lado. La sala era más pequeña, y al haber poca luz, pareciera que estuvieran negociando con una mafia en el sótano escondido de algún bar.

―He recibido noticias de que han rechazado mi oferta.

―Sí, hemos decidido que vamos a continuar como lo estábamos haciendo hasta ahora ―Hyunjin respondió con serenidad.

―Muy bien. Entonces quiero proponeros otra cosa―silencio―. Me gustaría que el señor Lee participara en uno de mis proyectos.

―¿Qué proyecto?

―Quiero que sea el modelo de mis campañas de publicidad ―. Minho se levantó de su asiento ―. Oh, vamos, siéntese, aun no hemos acabado de hablar.

―Ya no tenemos nada de qué hablar, no voy a aceptar eso.

―Tiene usted mucha prisa, señor Lee. Siéntese y escúcheme.

No se sentó, decidió quedarse mirando desde la puerta.

―Si acepta, haré una generosa inversión en su empresa.

Hizo un gesto y el hombre a su izquierda le extendió un papel y un bolígrafo. Bangchan escribió algo en él y lo deslizó por la mesa para pasárselo a Hyunjin. Después de echar un desconfiado vistazo, tragó saliva y llamó a Minho.

Era una cifra muy grande. Excesiva. Pretendía comprarlos, más bien, comprarle a él.

―Sería una campaña de un año. Usted se viene conmigo durante ese tiempo y luego lo dejaré en paz, a usted y a sus socios.

―Es buena oferta Minho―susurró Hyunjin.

―Demasiado buena... ―susurró el profesor también. Algo era sospechoso ―. ¿A dónde me iría?

Profesores #2 ; MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora