Capítulo XXIX

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—¿Quién?

Jack preguntó con clara intriga a Leo. Esa era la primera vez que escuchaba aquel nombre y por más que trató de buscar alguna coincidencia con algún mamífero dentro de la base de datos que poseía, ninguno concordaba. ¿Será apenas un animal que quiere darse a conocer? Prendió una tableta que traía consigo e hizo algunas anotaciones, al igual que hacía trazos y diagramas para tratar de saber quién era.

—Es un mamífero que se sabe ocultar de la vista de los demás, por eso no sabe nada de él. Su manera de trabajar es que otros hagan el trabajo sucio, él solamente dirige a los que tiene a su mando. Saber usar muy bien la manipulación, por lo que su manera de controlarnos es por nuestros puntos débiles ya que, por alguna razón, sabe todo. Y no se lo digo en broma, sabe todo. Hasta lo que usted no podría saber en ese momento.

—¿Lo has llegado a ver? —pregunté con curiosidad. Si al menos sabíamos su aspecto, tal vez este trabajo de saber quién era sería más sencillo.

—Oh, sí. Lo vi unas dos veces cuando hacen los rituales para los animales nuevos que quieren ingresar a nuestra organización. Puedo decir que es un cerdo, patas cortas y regordetas, pezuñas largas tan filosas como una navaja recién pulida y una mirada que pareciese como si te estuviera extrayendo todo lo que piensas.

Un recuerdo vino a mi mente, fue en TundraTown cuando aún estaba atrapado en aquella camioneta. El sentir de la pezuña acariciando mi pelaje hizo que me diera un escalofrío en aquel momento, al igual que su voz y la sensación de que sus ojos estaban posados en la más mínima acción que realizaba. Mi corazón empezó a latir más fuerte cuando recordé mi pasado, aquella vez que unos lobos entraron a mi casa y discutían con mi padre mientras mi madre me protegía con su vida. Luego la situación de borrar mis recuerdos y ahora esto... Todo iba conectando.

—Ese McPorcin, ¿a quiénes tiene controlados? ¿A quiénes manda? —cuestioné con un grado de ansiedad. Si era lo que estaba pensando, habría más problemas.

—La mayoría, sin contar a mamíferas, son lobos. ¿Por qué?

Me levanté de golpe mientras sostenía mi cabeza. Jack se alertó cuando me vio, intentó agarrarme y preguntar algo, pero lo interrumpí. Estaba atando cabos y necesitaba la mayor concentración ahora, quería que me dejara esto a cargo.

—Fueron ellos. Su organización fue la que provocó que me borrara la memoria mi propia familia. Por culpa de su estúpida organización no sé sobre ellos. Por culpa de su estúpida organización perdí a mi familia. Por culpa de su estúpida organización siempre pensé que no tuve familia hasta ahora que voy recordando todo. Por culpa de su estúpida organización... No tuve el cariño de ellos durante mi infancia.

Jack simplemente se volvió a sentar y dejar que liberara el sentimiento que traía atorado en este momento. Al menos por eso se compadecía el agente ese.

—Oh, lo lamento. En serio no pensé que...

Fui directamente a él y Jack corrió a sujetarme. Leo se calló cuando vio en mis ojos la ira que estaba sintiendo en esa habitación. Claramente él no debía de responder por los actos que el estúpido de su jefe había realizado en el momento, pero me sentía incontrolable en ese momento. Empecé a gruñir y mi respiración se volvía cada vez más agitada, alertando a Jack. Este le gritó al personal de salud para que vinieran a controlarme; mi mente se tornaba color blanco y negro. No tenía nada más que ira.

¿Qué era lo que estaba realizando? ¿Por qué no puedo controlarme? ¿Por qué me están poniendo un bozal? ¿Por qué Judy me mira asustada? ¿Qué es ese líquido que tiene la jeringa? ¿Por qué me siento con sueño? ¿Qué... ha pasado?

Abrí los ojos y una luz cegadora entró por mis ojos. Solté un quejido y me levanté para observar en qué lugar me encontraba. Era una habitación como la de Leo, la única diferencia es que quien ahora estaba en la cama era yo. Tenía una pata atada a esta fuertemente y un bozal estaba posado en una mesita que yacía a un lado de la cama. Arañazos decoraban las paredes y suelo de la habitación, unas marcas eran más profundas que otras. Respiré fuertemente y miré hacia el techo mientras volvía a recargar mi espalda en la cama. No quería ni imaginar lo que había sucedido.

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⏰ Última actualización: Oct 29 ⏰

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