Se escuchaban las llantas del vehículo pasar por hojas secas de los árboles y rocas que yacían en el suelo. Murmullos se hacían escuchar en el interior de este, pero no les prestaba mucha atención a lo que decían. Solo notaba algún "¿Vamos por alcohol?" o "¿Te has tirado a alguna hembra buena?". Cosas repugnantes que salían de sus bocas.
Estaba muy preocupado por Judy. En lo que llevaba con ellos, no alcancé a notar ningún indicio de su paradero. No mencionaban nada acerca de ella y eso me estaba alterando poco a poco, como si fuera una bomba a punto de estallar.
Debí de tener más precauciones. No tuve que haberla soltado. Debí de estar más al pendiente de ella. Debí...
—Para —dijo mi subconsciente—. Deja de estarte culpando. Sabes muy bien que fue por algo que pasó eso. Así que no digas más palabra alguna sobre que fue tu culpa. ¿Entendiste?
—Si, mi capitán —le respondí cómo un marinero.
Tenía que concentrarme. Activar todos mis sentidos hasta el máximo y prestar atención a cada palabra que pudiera ocultar algo.
—Hey —dijo un mamífero con voz seca—, ¿Sabes sobre Justicia Unida De Yema?
¿Justica Unida De Yema? ¿Qué es eso? En mi vida había escuchado eso.
—Oh, sobre eso —detuvo el automóvil y siguió hablando— dicen que está en la habitación del Estado Secretaria Temeraria Elegancia. Así que necesitamos dejarlos en otro lugar.
—¿Qué tal si los dejamos en el lado Tarta De Plátano? —empezaron a reírse como locos. No tenía idea de que hablaban.
—¿Tu crees que puedan aguantar? Ahí el noventa por ciento de la gente muere por intoxicación —se alcanzó a escuchar el sonido de una puerta cerrarse y luego una brisa paso por entre mis piernas—, aunque... no suena mal. Pero hay que dejarlos en el ala Saret para que se vayan acostumbrando.
¿Ala Saret? Eso no tiene sentido para mí. No podía unir cabos con ninguna cosa que iba distinguiendo. No comprendía nada.
—Bien —unas patas me tomaron por los hombros y me empujaron hasta el suelo—. Levántate si quieres ver a tu noviecita.
Un momento, ¿Novia? ¡¿Judy?!
Me paré cómo pude. Seguía con la venda y eso me estaba dificultando las cosas. Mis patas estaban atadas con una cuerda, así que no las podía mover. Solo las piernas eran las que me servían mucho hasta ahora.
Escuché como bajaban más gente del vehículo. Algunos quejidos se escucharon, pero traté de omitir eso. Es frustrante no estar orientado. No saber cómo es el entorno en el que estás. Solo escuchar e imaginarte el espacio en el que estás.
Nos guiaron hacia un lugar. No sabría cómo describirlo, pero creo que eran torres unidas por pasillos para pasar por cada una de las torres. El suelo se sentía frío, así que debería de ser un pasillo con mosaicos. Caminamos por un buen rato. Pasábamos pasillos estrechos y dábamos vueltas. Trataba de memorizar el recorrido que hacíamos, hasta que algo interrumpió mis pensamientos.
—¡No sé a qué se refieren! —algo tan inútilmente inaudible, pero lo alcance a percibir. Era la voz de Judy. La podría distinguir en cualquier lado.
Después de eso, escuché un golpe seco. Mi cuerpo se tenzó completamente y no siguió avanzando. Tenía que saber que había pasado. No podía estar de brazos cruzados mientras le hacen cosas a mi zanahorias. Tenía que seguir su voz.
—Eh, ¿A dónde crees que vas? —tomaron la parte trasera de mi camisa y me arrastraron hasta un cuarto, ya que después se escuchó una puerta cerrarse. Alguien avanzó hasta mi y me quitó la venda que cubría mis ojos. Era un cuarto con apenas iluminación. Las paredes eran de piedra musgosa. Eran inhabitadas. No sé veía por ningún lado alguna ventana, así que no sabía en donde estaba—. Aquí quédate. No hagas nada si no quieres que te pase algo malo —dicho esto cerró la puerta después de que saliera.
Busqué alguna posible salida, hasta que encontré una piedra pequeña. Parecía filosa. Eso me ayudaría en quitarme las cuerdas de mis muñecas. Me arrastré hasta ella y, con mucha dificultad, empecé a frotar las cuerdas con las cuerdas. Empezaba a oler un poco a quemado, eso significaba que se estaban rompiendo.
Segundos después estás se desmoronaron. Tomé mis manos y las pasé por mi cara. Ahora tenía que centrarme en Judy. Piensa... ¿dónde escuchaste su voz?
«Concéntrate, Wilde. En cualquier parte podría estar. Concéntrate.» Me dije a mí mismo.
Me paré y caminé a la puerta. Era de hierro, algo oxidado y no parecía que le estuvieran dando mantenimiento, así que mi plan funcionaría. Avancé un poco hacia atrás y corrí hasta esta, dando una patada con todo el impulso que di. No fue lo mejor que hubiera echo, pero ahí era mi primera (o última) opción.
Miré hacia los lados por si venía esa gente a seguir molestando. El pasillo era con rocas en formas de ladrillos colocadas unas sobre otras. Unas antorchas se encontraban en las paredes de esta, dando un poco de iluminación. Parecía el estilo como un castillo. Esto cada vez me interesaba más.
Empecé mi búsqueda tratando de no ser descubierto. Daba vueltas, llegaba al mismo lugar, caminaba derecho; hasta llegué a una terraza sin saber como. Mis oídos estaban atentos a cualquier sonido que se escuchara.
No se por cuánto caminé, pero al llegar a una puerta ví como está estaba entreabierta. La abrí un poco y ví a Judy sentada en una silla de madera. Sus muñecas estaban con esposas al igual que sus tobillos. Un hilo de sangre salía de su mejilla y esa fue la gota que derramó el vaso.
No tendría piedad con el tipo que le hizo eso.
Entré y cerré la puerta detrás de mí. No había nadie. Ella tenía los ojos medios cerrados; se le veía muy cansada. Caminé hasta ella y tomé su mejilla suavemente.
—Judy... Ya estoy aquí —le susurré lo más bajo que pude. Abrió los ojos y al instante lágrimas salieron de sus ojos.
—Nick... Ellos... No... —empezó a decir entrecortadamente y yo me alerté.
—Tranquila, zanahorias, ahora no digas nada. ¿Estás bien? —asintió y la abracé fuerte.
¿Qué rayos le había pasado?
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Zanahorias, me encantas
Fanfic»Una historia del shipp Nicudy uwu« Judy... ¿Por qué tiene que ser todo difícil y simplemente podemos estar juntos? Dime... ¿Por qué? A veces pienso que todos mis esfuerzos para alcanzarte se irán por el caño. Nota: algunos sucesos de la historia se...