Esperé un rato la llegada de Finnick. Mis patas se movían al son del ruido que se encontraba afuera del hospital. Tarareaba una melodía que llegó con el Flashback; se me hacía nostálgica, más no recordaba por qué. Ví entrar al pequeño zorro por la puerta y la cerró detrás de él. Se quitó los lentes oscuros que portaba y los colocó en el sillón que se encontraba a un lado de mi cama. Al verme, parecía que se contenía las ganas de llorar. Había un extraño brillo en su mirada, cómo sí hubiera logrado su cometido con tal solo estar aquí, conmigo.
—Por fin te veo de nuevo, Nick.
Su voz temblaba. Mostró una sonrisa a la vez que limpiaba las lágrimas que caían sobre sus mejillas. Se sentó en el sillón dónde estaban sus lentes y aclaró su voz.
—Tanto tiempo sin verte. ¿Cómo te ha ido?
—Supongo que bien. Todo el tema sobre mis recuerdos es extraño. Nunca había sentido un vacío tan profundo en mi memoria. Es como si me hubieran extraído media vida y reemplazado por recuerdos que no viví —bajé la mirada. Era la… ¿segunda vez?; Sí; segunda vez que lo veía. Hablar con él me transmitía algo en mi pecho que se sentía cálido.
«Un viejo amigo»
—Es normal que llegues a sentir esto, para eso estoy aquí. Puedes hacer cualquier pregunta acerca de lo que te ha llegado a la memoria. Responderé lo más sincero que pueda.
Era mi oportunidad.
—¿Dónde están mis padres? —dije bruscamente. Movió sus patas nerviosamente. Estaba empezando a dudar.
—Tus padres están bien —lo último lo dijo muy bajo, como si no quisiera que lo escuchara—, más no puedo decirte la ubicación, ya que —no lo dejé terminar.
—Debes de decirme dónde están.
—Información clasificada. Por más que quisiera, este no es un buen lugar para decirte. Necesitamos estar en un lugar más tranquilo para que no actúes como idiota —murmuró. Veía las cámaras de seguridad con mal presentimiento.
—Por favor, Finnick. Es lo único que te pido —supliqué. Me miró con amargura y se paró enojado del sillón. Caminó por todo el lugar, como si estuviera meditando sus palabras. Volvió a donde estaba, solo que esta vez subió a mi cama. Sus ojos estaban rojos por las lágrimas que le salían.
—Mira, Nick —buscó las mejores palabras; cerró sus grandes ojos por un segundo y los volvió a abrir— cuando te borraron los recuerdos, estaban en un campo de guerra. Mataban a todo el que se atravesara en su camino para lograr llegar a su objetivo, tu padre —se sentó en el colchón, a la vez que apretaba la sábana con sus patas—. Lograron llegar hasta él. Tu madre les suplicó que no le hicieran nada; pero…
•Flashback•
—Por favor. Les pagaremos las deudas dentro de poco; pero no lo lastimen —Marie, la madre de Nick, se encontraba suplicando al enemigo por la vida de su esposo.
—¡Ja! ¿Acaso crees, estúpida vulpina, que nos vamos a creer eso? Llevamos meses dejándoles pasar la deuda; pero el tiempo se acaba, al igual que sus vidas.
—No le digas así a mi mujer —un zorro con porte elegante se interpuso entre el enemigo y su esposa. Ella le tomó la pata, dándole a entender que lograrían salir de esta.
—Páganos y nos iremos de aquí. Hasta que no lo hagas, mis compañeros seguirán matando a tus aliados; así que da una respuesta rápida —contestó un lobo, el mismo que le había respondido a Marie.
—Ya les dije que no puedo pagarles. Tengo muchas deudas encima y ando escaso económicamente. ¿Hay otra forma de pagarles?
El lobo empezó a caminar lentamente por la habitación apreciando las decoraciones que había en ella. Pasó su garra delicadamente por un recuadro que había en la pared. Se apreciaba que habían recortado la foto, mas ellos no se dieron cuenta.
—Ah, Félix. Sabes como resolvemos las deudas y lo has apreciado con tus propios ojos —dió un golpe fuerte en la pared más cercana a ellos, causando que Marie se sobresaltara—, no empieces a salir con que no lo recuerdas —esto último lo dijo en un tono de voz más fuerte.
—Sí; sé cómo fue eso —apretó la mano de su esposa—; pero debe de haber otra forma, Bryce.
El mencionado caminó rápidamente hacia él y lo tomó del cuello, agarrándolo desprevenido. En la habitación solo estaba él, su esposa y el lobo que lo tenía en sus garras. Cada segundo que pasaba, le daba más fuerza a su agarre; pero no sé mostró débil.
—El jefe quiere acciones rápidas. Si tú no se las puedes dar, mejor no estorbes y vete al otro mundo.
Sacó un arma del saco que portaba. Lo miró divertidamente. Sabía que el zorro que tenía frente a él estaba muriendo lentamente; pero no mostraba su debilidad tan fácilmente.
—Paga o —lanzó el arma hacia Marie, ocasionado que se incrustara en su abdomen. Ella soltó un chillido mientras miraba la sangre expandirse por su ropaje— sufre.
Félix miró aterrorizado a Bryce. Había logrado que él se sintiera débil de una mala manera. Estaba jugando sucio.
—A ella no la metas en esto —pronunció difícilmente. Se quedaba poco a poco sin aire y eso le estaba dificultando para pensar en un plan. Tenía que actuar rápido—. Vamos, somos viejos amigos; no te deshacerías de mí tan fácil y lo sabes.
Bryce sentía una furia crecer dentro de su ser. Anhelaba ver sufrir al zorro que tenía en sus garras. Lo lanzó con todas sus fuerzas hacía la pared y empezó a repartirle golpes por todo el cuerpo de él. Al ver esto, Marie corrió para tratar de detenerlo; pero solo fue alejada de ahí. Cayó al suelo en el lado donde se encontraba la herida que había recibido, dejando salir un quejido.
—Si vieras como el jefe disfrutó de todo lo que tu esposa le hacía. Todos los mamíferos querían estar con tu esposa, solamente para tocar el suave pelaje que porta —le dijo en la oreja. Félix no soportaba sus comentarios—. Si nos deshacemos de tí, podemos tenerla donde está el jefe para, ya sabes, tener una diversión más en el «Camerb».
Rabia. Era lo único que podía describir en ese momento. Le devolvió el golpe y ahí empezó la pelea. El suelo se llenaba con gotas de sangre y sudor de los dos mamíferos que se disponían a matarse con sus propias garras. La vulpina usó toda su fuerza de voluntad y tomó un jarrón que se encontraba tirado en la esquina de la habitación. Fingió no sentir dolor, corrió por atrás del lobo y le pegó en la nuca, ocasionando que cayera al suelo. Una mancha roja salía de esa parte. Fue hacia su esposo, que también yacía en el suelo. Lo que no sabía era que Bryce había logrado darle un golpe fuerte en la nuca, quedando los dos en un estado inconsciente.
—¿Félix? —dijo Marie. Colocó a su esposo en sus piernas mientras acariciaba su mejilla. Aún con todos esos rasguños, el aire de elegancia no desaparecía. Llegó uno de sus aliados a la habitación, observando todo el desastre que había ahí dentro. Llamó a los demás, dándoles la gran noticia de que el enemigo había perdido.
•Fin Flashback•
—Llevaron a tu padre a un hospital; aún sigue sin despertar; pero tu madre fue muy valiente al enfrentarse con alguien que ya la había maltratado. Es una guerrera honorable.
Limpié las lágrimas que escurrían por mis mejillas. Todo lo que pasaron mis padres por sus negocios. La persona que estuviera involucrada con esto se la llevaría muy mal.
—Gracias por contarme la historia. Necesitaba aclarar mis dudas —dije sintiéndome un poco más aliviado.
—La dirección te la mandaré por el celular que encontraste en tu almohada, ¿está bien? —asentí y prosiguió—. Dile que ya recordaste la mayor parte de tus recuerdos y que te reencontraste conmigo. Ahora, no puedo seguir más tiempo aquí, tengo unos trabajos por hacer. Nos vemos.
Tomó sus lentes y caminó hacia afuera de la habitación. Antes de cruzar la puerta, me miró y sonrió—. Ya conquistala, Wilde —dijo y desapareció entre los pasillos.
Una enfermera llegó a la habitación para checar cómo andaba. Me puse pensativo. ¿Quería que volviera a conquistar a Judy?
—¿Quién era el que estaba aquí? —preguntó curiosamente.
—Un viejo amigo, solamente.
«Un viejo amigo» sería su nueva palabra favorita.
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Zanahorias, me encantas
Fiksi Penggemar»Una historia del shipp Nicudy uwu« Judy... ¿Por qué tiene que ser todo difícil y simplemente podemos estar juntos? Dime... ¿Por qué? A veces pienso que todos mis esfuerzos para alcanzarte se irán por el caño. Nota: algunos sucesos de la historia se...