Apache

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Tom:

Fue una mañana del jueves cuando desperté más temprano de lo habitual. Había tenido una noche de poco y nada de sueño. Tuono, durmió apoyando su cabeza en la almohada de María y, en ocasiones, gemía o se quejaba. Además, una pesadilla espantosa perturbó mi descanso. Por la mañana tuve que salir a correr más de lo usual y tomar una larga ducha, ya que cada vez que cerraba los ojos, volvía a recordar esa pesadilla. Era como si tuviera un carácter premonitorio, algo que, extrañamente, aunque no creía en esas cosas, había experimentado en varias ocasiones. Después de tener tales pesadillas, se me presentaban situaciones bastante similares, por no decir idénticas, en el futuro. Según mi padre, esto era normal en nuestra familia, ya que mi abuelo perteneció a una de las últimas tribus apaches que habitaron Texas, y era un don que se transmitía de generación en generación. Aunque para mí parecía más mitología que realidad.

- Buenos días, perdón la falta de modales, no está en mí hacer que esperes, pero se me presentaron algunos inconvenientes que me retrasaron un poco... Te ves bien. ¿Cómo amaneciste? -

Estaba en el depósito abandonado donde Patrick y Alex dejaron a Lorenzo. Coloqué una silla frente a él, tomé asiento y lo miraba con una sonrisa. Parecía relajado, pero no lo estaba. Era como si una parte de mí me gritara "Mátalo" y otra me dijera "contrólate".

Ah, por cierto, estos son mis amigos, Max y Alek, me acompañaron porque creo que no confían en mí. ¿Sabes? Les dije que solo íbamos a conversar, pero no me creen. Es que tengo un leve problema de ira no contenida -

Lorenzo, el cual estaba maniatado y amordazado a la silla, al parecer gritaba algo y forcejeaba para liberarse de sus amarres sin éxito.

- Martillo fue el que se aseguró de que no pueda moverse. Ya sabes cómo es, algo exagerado con su fuerza -

Me dijo Max acercando una especie de banca para tomar asiento a mi lado, y Alek buscaba otra silla que había más allá. Apenas lo escuché, solo asentí, porque siempre decíamos que Patrick era algo bruto y no medía su fuerza, menos si estaba enojado. Así que era imposible que Lorenzo pudiera liberarse de sus ataduras.

- Eres muy grosero, Tom. ¿Cómo vas a conversar con el hombre si no lo escuchas? -

Dijo Alek, quien fue y arrancó de un solo tirón la cinta que cubría la boca de Lorenzo, haciendo que este se quejara.

- Mi madre siempre decía que si lo haces rápido no duele, parece que se equivocó - Le dijo Alek sonriendo a su lado.

- Agua... quiero agua -

Respondió Lorenzo entre quejidos, lo cual me parecía patético, porque aún no le habíamos hecho nada.

- Por supuesto, dame un segundo -

Respondió Max, quien salió unos minutos y me quedé mirándolo.

- ¿Este idiota es el abusador? Claramente lo tiene pequeño... creo que habría que quitárselo para aliviar su complejo -

Me susurró Alek, haciendo una señal en su entrepierna.

- Todavía no... necesitamos a John para que lo mantenga con vida. No sirve que se desangre ahora -

Respondí despacio. Cuando Max regresó con un cubo de agua, se lo arrojó a Lorenzo encima. Aparentemente, estaba helada, y como el clima también era frío, la expresión de Lorenzo fue de congelamiento instantáneo.

- ¿Así está bien? ¿O quieres un poco más? -

Le preguntó Max.

- ¿Ustedes saben cuánto puede estar una persona sin tomar agua ni comer?-

Ahora... túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora