Descubiertos

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María:

-¿Y qué le dirás a tu esposo? Porque conmigo es genial, con mi hermano es solo cortés, lo detesta y lo sabes. No creo que le guste que almuerces con él.-

El lunes por la mañana, estaba hablando por teléfono con Santiago para coordinar nuestra reunión para almorzar. Asistirían Santiago, Francisco, mis hermanos y Blanca. Tom nunca pedía demasiadas explicaciones, y quizás menos ahora. Su actitud era notablemente relajada. Pasamos todo el fin de semana en Texas ocupándonos de la construcción de nuestra casa. Siempre que regresábamos de allí, él se veía más tranquilo, como si la atmósfera en Texas le proporcionara una sensación de paz.

- Es mi marido, no mi carcelero. No necesito más que decirle que me reuniré con mis hermanos y unos amigos... -

Lo último lo dije en voz baja, lo que hizo que Santiago riera a carcajadas.

- Media mentira y mentira completa es lo mismo. Te veré en el restaurante, no llegues tarde y ve con cuidado -

Respondió Santiago despidiéndose entre risas. Suspiré y me quedé con el teléfono en la mano. No sabía si llamar a Tom, cambiarme y pasar a verlo en la empresa para contarle...

- Potrebbe non piacergli la presenza di Francisco. Probabilmente dirai semplicemente "Eccellente"- (Es posible que no le guste que Francisco esté allí. Probablemente, solo dirá "Excelente")

Le dije a Tuono mientras rascaba su cabeza. El cachorro estaba cómodamente sentado en mi regazo mientras yo trabajaba en mi computadora. Su tamaño ya había aumentado considerablemente, y era evidente que en tan solo una semana más, sería lo suficientemente grande como para poder tenerlo junto a mí, en lugar de encima de mí.

- Buenos días, Melissa. Disculpa la interrupción. ¿Tom está desocupado?

Al final, me cambié y salí de casa directamente hacia la empresa de Tom. Me demoré bastante, faltaba una hora para el almuerzo. Melissa, su secretaria, estaba muy concentrada mirando la pantalla de su ordenador, pero apenas me escuchó, me sonrió y se puso de pie para saludarme.

- ¡María!!! ¡Qué lindo verte! Felicidades. No pude felicitarte, pero me hizo muy feliz saber que serán padres.

Melissa seguía abrazándome y haciéndome reír. Era tan efusiva como mi familia, pero el contacto físico era un tema complicado para mí. Yo abrazaba a la gente, sí, pero a quienes yo elegía, es decir, a pocos, a aquellos que consideraba muy cercanos, y permitía que me abrazara la misma gente. En el caso de Melissa, aún debía acostumbrarme.

-Muchas gracias... Eres muy dulce-

Le respondí sinceramente.

- Tom, ya hace más de una hora está reunido con un accionista, pero déjame que le avise que estás aquí, porque si te hago esperar, quizás me despida.

Agregó Melissa guiñando un ojo. De inmediato, se dirigió a su escritorio para llamar a Tom.

- Oh... no, no lo llames, puedo esperar.

Le dije apresurada para que no lo interrumpiera, pero ella negaba con la cabeza enfáticamente. En ese momento, la oficina de Melissa estaba justo enfrente de la de Tom y tenía una puerta de vidrio que permanecía abierta. Desde allí, vimos cómo Tom salía de su oficina junto a otro hombre, de aproximadamente la misma edad que él. Apenas me vio, Tom me sonrió sin dejar de conversar con quien supuse sería el accionista. Decidí acercarme unos pasos para no interrumpirlos, pero el hombre volteo y me miró detenidamente, lo que en realidad me hizo sentir incómoda.

- Buenos días, disculpen la interrupción-

Saludé de inmediato para romper la tensión. Tom extendió su mano hacia mí, indicándome que me acercara a él.

Ahora... túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora