Mantener el control

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Tom:

- ¿Tiene que ser ahora? Estoy en medio de una reunión -

Como cada día había llegado a trabajar muy temprano, solo que en este momento estaba reunido con Blanca y Nancy para explicarles mi decisión. Tuve que salir de la oficina porque Alessandro llamó para decirme que María debía ir a la delegación para declarar por la denuncia contra Tania.

-Sí, lo siento, no pude evitarlo. En tu caso, si no te presentas hoy, irán a tomarte declaración en la empresa. Pero en el de María, que es la damnificada, debe ir, y yo iré con ella, no la dejaré sola. Además, mi tío Aston estará con nosotros. No te preocupes tanto, el imbécil de Lorenzo está en Italia, no aquí.-

 Alessandro me tachaba de exagerado porque yo no quería que María saliera, aunque él no sabía por qué. Sabía que él cuidaría a María con su vida, pero eso no me bastaba... No estaba tranquilo.

- Alessandro Rossellini, si tu hermana regresa llorando, si a tu hermana alguien la hace sentir mal, si tu hermana regresa a casa, aunque sea con una uña rota, te romperé todos los huesos, uno a uno, y luego te arrancaré la garganta... ¿Se entiende? Y estoy siendo amable, porque eres mi amigo, mi cuñado y te quiero, pero si a mi mujer le sucede algo, tú no volverás a ver un nuevo amanecer... Te lo juro -

Le hablé con calma, intentando transmitirle que María era lo más importante en este momento.

- Apache, estás volviéndote loco. Es mi hermana. Jamás permitiría que le pase algo - 

Protestó de inmediato.

- Es mi mujer, y serás responsable de ella. Así que no permitirás que nadie se atreva ni siquiera a mirarla mal. Sí, estoy loco, y no querrás verme perder la calma... - 

Respondí sintiéndome algo nervioso.

- Estás algo agresivo esta mañana. ¿Por qué no guardas esa agresividad para Lorenzo? -

 Alessandro trató de desviar mi enojo hacia otro lado. Lo que él no sabía es que la confesión de María me había dejado más que furioso con Lorenzo, y todavía estaba tratando de controlar mi enojo.

-Anoche me encargué de enviarle un poco de mi furia, pero en breve deberé entregársela en persona-

 Casi no dormí en toda la noche pensando en ese psicópata, pero ya tenía resuelto qué hacer. Mientras tanto, iba a hacerlo sufrir a cuenta gotas.

- Escucha, se me hace tarde para ir por mi hermana. Ya te dije, deja de enviarle esa gente. Todo lo del juicio marcha sobre ruedas, no tendrá oportunidad. No te metas en problemas-

Alessandro siempre estaba al tanto de lo que le iba sucediendo a Lorenzo semanalmente, porque prometí no dejarlo en paz, y no iba a hacerlo.

-No me alcanza... incluso creo que le estamos facilitando la vida... Pero dejemos ese tema, me duele la cabeza. Avísame cuando salgas de casa, cuando llegues a la delegación y cuando regresen, y ya sabes, sin un rasguño, Alessandro, hablo en serio.-

Le advertí por última vez y finalicé la llamada, diciéndome que era un demente. No estaba tranquilo, así que llamé a Rod. Sabía que él y Steve rotaban sus horarios: uno trabajaba por la mañana y el otro por la tarde, lo que les permitía ambos trabajar medio día en su empresa. Obviamente, apenas le pedí si podía asegurarse de que María estuviera bien, me dijo que lo haría sin problemas. Incluso en ese momento, saldría para estar pendiente de cada uno de sus movimientos.

- Tom, entiendo lo que planteas, pero aunque contratemos a un director, no será como tú... El éxito que tenemos, te lo debemos a ti. Por favor, no puedes dejarnos ahora. - 

Ahora... túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora