Perdida

2.3K 305 281
                                    

Tom

- Tuono, stiamo partendo! - (¡Trueno, nos vamos!)

Lo llamé apresurado al salir de la casa; no iba a perder tiempo esperando a que todos estuvieran listos. María no tenía tiempo; de un momento a otro, lo sentía en mi corazón. Busqué la camioneta que solía conducir Max, aquella en la que llevábamos nuestras armas, y me dirigí hacia ella casi corriendo.

- ¿Te llevas a Tuono y no a mí? ¿A dónde vamos? -

Estaba por salir, y Rod se subió al lado del acompañante en el último segundo.

- ¿Me espías? -

Pregunté mirándolo de costado y poniéndome en marcha a toda velocidad.

- Sabía que en algún momento ibas a hacer una locura; mi habitación está frente a la tuya y digamos que sufro de insomnio... así que haremos una locura juntos. Ahora, dime a dónde vamos; necesito avisarle a John -

Respondió sacando su teléfono. Así comencé a explicarle a dónde iba.

- ¡De verdad estás demente! ¡Nos llevará casi ocho horas llegar! Si hubieras esperado a que los demás despertaran, podríamos haber volado hasta allí. Además, ya revisamos esa vieja casa; Steve y yo fuimos un día antes de que salieras del hospital. Está vacía y se nota que nadie ha ido ahí en años -

Me regañó de inmediato alzando la voz.

- Por eso no esperé, porque me dirían que ya fueron, y yo sé que ella está ahí. ¿Quieres bajarte? Puedo detenerme; aún estás cerca para regresar -

Rod me miró negando con la cabeza y suspiró.

- Antes de las diez de la mañana estaremos allí, ya verás -

Añadí mientras observaba que tecleaba en su teléfono para avisar a los demás.

- Y sí, ya pareces Max, conduces como un loco; o llegamos antes o morimos antes -

Respondió haciendo una mueca con la boca sin quitar la vista de su teléfono.

- Será divertido, incluso más divertido que nunca, te lo prometo -

Añadí sin apartar la vista de la carretera y acelerando aún más.

- Les dejé un mensaje, así lo leen cuando despierten, ellos vuelan y tú conduces, no los haré venir a una casa abandonada -

Rod estaba seguro porque había revisado, pero de alguna manera yo no tenía dudas.

- Estamos en medio de la nada y es de día. ¿Por qué no esperas a que avise a los demás? -

Después de conducir durante siete horas, llegamos. Me detuve entre unos árboles a unos veinte metros antes de llegar a la casa.

- ¿Cuál es el problema si la casa está abandonada? Iba a hacerlo solo. Así que deja ese teléfono. O te equipas y vienes conmigo, o espera a que regrese -

Le dije mientras me preparaba, cargaba un arma en mi cintura y otra en mi pierna. Llevaba mi cuchillo y otro más pequeño.

- Estás furioso, ¿verdad? -

Me preguntó mientras buscaba armas para él.

- Hermano, solo te diré que la tormenta en mi interior ya creció tanto que no puedo contenerla. Así que te doy la opción de quedarte, porque ni tú ni nadie me dirán qué hacer o no -

Terminé de hablar y chasqueé mis dedos, dando la señal a Tuono para que me siguiera. Rod se apresuró y me siguió. Si algo sabíamos era pasar desapercibidos, y como el lugar estaba en las afueras, había mucha vegetación y árboles por donde podíamos acercarnos sin ser vistos.

Ahora... túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora