𝑿𝑿𝑽𝑰𝑰. 𝒀𝒆𝒍𝒍𝒐𝒘 𝒍𝒖𝒍𝒊𝒑𝒔

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Luz molestaba cada vez más los ojos de Seonghwa, la cabeza le dolía un poco, pero en definitiva no era ni cerca la peor resaca que había tenido, volteó la mirada y ahí se encontraba su amado de cabello rubio, completamente dormido, parecía que alguien le había dado una gran paliza anoche, jamás lo había visto así.

- ¿Qué hora será? - se levantó de la cama y del buró tomó el reloj de Hongjoong - ¡las 10:15! - alarmado tomo su toalla y se metió a bañar.

Al terminar de arreglarse tomo sus llaves y antes de salir de la habitación depósito un beso en la mejilla de su bello durmiente, para después de taparlo salir despavorido hacia el consultorio.

En el camino no dejaba de pensar en regresar a casa, incluso sus pasos de hicieron más lentos y pequeñas lágrimas se escaparon de sus ojos mientras estaba sentado en la sala de espera, pero estaba intentando ser valiente, no tanto por el, si no porque quería dejar de ser una carga para Hongjoong, el solo era un desastre que parecía no saber controlarse ni cuidarse por si mismo, quería dejar de serlo, pero aún así estar ahí era aterrador, muy aterrador.

- ¡Seonghwa Park! - grito la voz de una mujer desde uno de los consultorios.

- Voy - respondió bajo y algo aturdido ya que se había perdido en sus pensamientos - buenas tardes - dijo entrando algo encorvado y temeroso.

- Buenas tardes, soy la doctora Dahlia, mucho gusto - se levantó y estrecho la mano con Seonghwa - adelanté,tome asiento.

- Muchas gracias - se sentó en un sillón amplió de color beige, frente a el había una mesa de madera baja, con una caja de pañuelos y un bonito florero blanco con tulipanes amarillos.

- Entonces, ¿Seonghwa cierto?.

- Sí.

- Bueno, antes de comenzar quiero que tengas la confianza de contarme todo lo que necesites, nada de lo que digas saldrá de estás paredes, si necesitas que solo te escuche dímelo, si necesitas que te oriente también, este lugar es para ti.

- Entiendo, muchas gracias.

- Ahora, cuéntame un poco de tí.

- ¿Sobre qué?.

- Lo que tú quieras, tu programa favorito, tus hobbies, tus amistades, una historia divertida, lo que gustes contarme.

- Bueno, pues me dedico a modelar desde los 17, tengo una gatita, no se exactamente cuántos meses tenga porque la encontré en la calle, tengo un apartamento propio y me gustan las películas de Marylin Monroe.

- ¿Eres modeló?, con razón tu cara se me hizo conocida.

- Todo el mundo dice eso - respondió sonriendo.

- ¿Y por qué empezaste a modelar?.

- Siempre me llamó la atención, desde que era muy pequeño quería serlo.

- ¿Y qué tal te va actualmente?.

- Prefiero no hablar mucho de eso, si no es molestia.

- No, al contrario, disculpa - cambio de tema ágilmente - dices que tienes una gatita.

- Ah sí, es una cachorrita, color blanco y manchas negras, se llama oreo.

- ¿Cómo la encontraste?.

- Un día mientras tomaba un café la vi intentando pasar la calle, pero sus cortas patitas no le permitían correr bien, entonces antes de que un auto pasará sobre ella la tome entre mis brazos, creí que me atropellarian, pero por suerte no fue así.

𝑆 𝐼 𝑍 𝐸 // 𝒉𝒐𝒏𝒈𝒉𝒘𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora