Capítulo 12.1

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Damian

Recuerdo que en uno de mis entrenamientos, mi hermano me retó a un duelo, pues siempre existió la necesidad de demostrar que era mejor yo.

La espada de madera no evitó que él utilizará todas sus habilidades para derrotarme, de hecho él pudo matarme si la espada fuera de otro material.

Al ser un niño pequeño y tener poca experiencia y agilidad termine en el suelo poco después de iniciar. Mi hermano no mostró piedad luego de derrotarme y golpeó fuertemente mi cabeza con el arma. El golpe fue tan fuerte que terminé perdiendo el conocimiento por el resto del día.

Nunca olvidaré el rostro de decepción de mi padre, para él todo estaba claro. En cuestión de fuerza y agilidad jamás vencería a mi hermano.
Luego de eso, nada fue igual, nuestros entrenamientos comenzaron a ser individuales y la rivalidad entre nosotros creció más.

Y justo eso se notaba. Lo miraba en sus ojos llenos de odio demostraba que quería destruirme a como diera lugar.

De aquel amor que alguna vez existió entre nosotros solo quedaba el residuo podrido. ¿Podría dejar todo este remordimiento atrás y reconciliarme con mi hermano?

Mi sensibilidad me impedía contestar con un NO a esta pregunta. Para mí era claro, si mi hermano estuviera en peligro yo lo salvaría. Pero el hecho de saber que mi hermano no haría lo mismo me obligaba a permanecer en mi sitio… estático y sin emociones.

Aunque el recuerdo de mi madre me ataba a la promesa de amar a mi familia, pues era un Desmond y debía permanecer junto a los demás para ser aún más fuerte…

Un ligero toque a mi puerta llamó mi atención. - Señor Damián, su padre espera su presencia en el gran salón de inmediato - Abrí la puerta y mencioné que iría en cinco minutos.

Me vestí con uno de mis trajes formales, porque si mi padre solicitaba mi presencia en el gran salón era porque estaban presentes grandes funcionarios del gobierno. Estaba casi seguro de que no eran buenas noticias, o tal vez solo era alguna formalidad.

Inhale profundamente, y exhale pesadamente. Cualquier tema que se tratara en esa reunión sería importante.

Comprendía que mi hermano y yo tendríamos un papel importante en ella, y nuestra rivalidad saldría a flote nuevamente… y sería un gran problema tal vez mayor al que ya venía haciendo.

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- ¡Es inaudito que él esté aquí, en nuestra presencia! - mientras me acercaba pude escuchar una voz molesta por el pasillo.

Podía reconocer aquella desagradable voz por dónde fuera que la escuchará. No era secreto que todos evitamos mantener una conversación con el señor Swan. Y es que su dramatismo enfermizo y su egocentrismo hacía que todos fuéramos unos santos.

Mi padre nos había dicho que el señor Murdoch Swan alardeaba de las hazañas hechas por su familia cuando él solo era un gordo decrépito.

Desde el privilegio y el legado de su familia el señor Swan gozaba de una gran fortuna. Sin embargo, en un mundo donde la inteligencia vale más que el oro, toda esa fortuna no valía para nada.

Mi padre permitía que el señor Swan permaneciera en el concejo por respeto a la memoria de una gran familia… y estaba claro que sí no fuera por eso Murdoch no sería nadie.

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