La Luna Roja

Capitulo 11.1

Anya

La carga de llevar el apellido Forger era tan pesada como nunca pensé que sería. Había intentado ser buena hija, ser responsable, ser amable, ser respetuosa. Si hubiera sabido que nada de eso importaba ahora habría vivido una vida libre de prejuicios viviendo un día a la vez. Ahora estaba derrotada en mi cama, sintiéndome miserable y con ganas de no existir.

El reloj marcaba las 5:00 de la mañana, indicando que mi entrenamiento estaba a punto de iniciar. Pero yo solo quería quedarme en mi cama y desaparecer. Los recuerdos me abrumaban, el pasado era una clase de tortura. No estaba bien…

Dieron a las 6:00 y seguía en la misma posición. Me sentía protegida, más de lo que me había sentido con mis padres. La sábana cumplía su función, no dejarme morir de frío. Estábamos bajo tierra, tal vez kilómetros de profundidad dónde el sol se mantenía alejado. Extrañaba sentir el calor del sol, estando en la oscuridad mi estabilidad mental no estaba bien.

Mis problemas no solo radicaban en mi apellido, sino que mi propia debilidad me hacía vulnerable a los ataques de mi mente. Mi madre ya lo había confesado, yo era tan débil que podía quebrarme en cualquier momento… y ese momento había llegado.

Eran las 7:00 y un pequeño golpeteo en la puerta me sacó de mi transe. La voz de mi tío Yuri preguntando por mí sonaba como eco en mi cabeza. Pero yo solo podía llorar, pronto mis sollozos eran más fuertes que el llamado de mi tío… comenzaba a tener un ataque de pánico. No podía respirar, y mi ansiedad subía a niveles que nunca antes había sentido. ¿Moriría aquí? Sería una ironía para todos, pero la salvación para mí.

Un grito desgarrador salió de mi garganta, y luego otro, y luego otro y luego no sentí nada. Mi tío azotaba la puerta, tal vez intentaba abrirla y llegar a mí cuando yo solo quería que se alejará. Quería gritarle que parará, que nada de lo que intentará hacer haría que todo cambiará. Pero no lo dije, no lo grite… tal vez porque una parte de mí lo quería cerca. No quería que me dejará sola, no quería que se rindiera… no quería rendirme.

La puerta no era rival para mi tío, y cuando cayó supe que tal vez estaría bien.

Los brazos de mi tío me abrazaron, aquel lugar seguro que tanto había pedido se encontraba allí. Permití que mi corazón sintiera el amor y la preocupación de mi tío, y lloré. Mi amargura, mi tristeza, mi desesperación comenzaban a materializarse en lágrimas que caían en el hombro de mi tío.

- Todo estará bien, estarás bien, estaremos bien - repetía mi tío una y otra vez.

El reloj marcó las 8:00, afuera el sol estaría comenzando a calentar la tierra. Seguro que comenzaba a brillar anunciando que un nuevo día iniciaba, una oportunidad llegaba…

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- ¿Podría darle algo para tranquilizarla? No sé, ¿Algún medicamento que le ayude? - la voz de mi tío sonaba difusa. ¿Me habría desmayado?

- ¿Había presentado estos ataques anteriormente? - una segunda voz algo calmada hablaba con mi tío.

- No, mmm tal vez… sé que no soy el mejor tío que pueda existir, es solo que… ella ha pasado por mucho últimamente así que si. - la voz de mi tío tembló un poco. Yo le estaba causando dolor - Es seguro que haya tenido esos ataques antes y yo no me diera cuenta.

- Muchas veces, quienes sufren esto lo hacen en silencio. Ahora, podemos enfocarnos en ayudarla a pasar sobre esto. - intenté tocar el brazo de mi tío para darle a entender que estaba bien, pero mi brazo no respondió.

Tampoco pude hablar, estaba sedada… así que mis párpados comenzaban a cerrarse para dar paso a una completa oscuridad.

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- ¿Ella estará bien? - Ahora mi tío Franky estaba aquí, ¡dios me sentía tan expuesta!

- Eso esperamos, el doctor dijo que sería un duro proceso - habló Yuri más animado. Mi cabeza me dolía, los susurros de mis tíos se escuchaban como gritos para mí.

Aún así recordé como mi tío Yuri se había preocupado por mí. Moví mi cabeza para verles mejor, ambos parecían no haber descansado. ¿Cuánto tiempo llevaba dormida? ¿Un día o tal vez dos? De hecho sentía como si hubiera pasado meses.

Sabía que debía pedirles perdón por todo... Pero mis palabras no salían de mi boca. Intenté tragar saliva, pero eso tampoco funcionó.

Tome aire, por unos segundos más y luego intenté otra vez. No salieron palabras, pero si pude emitir un sonido que llamó la atención de mis tíos.

Ambos voltearon asombrados y luego una sonrisa se formó en sus rostros. Los abrazos y las disculpas no se hicieron esperar. Agradecía que la calidez de una familia confortará mi triste corazón.

Luego de unos minutos Rizos me ofreció agua y luego de tomarla pude hablar.

- Gracias por buscarme, tío Yuri. - el solo nego con la cabeza y me sonrió. Su mano tomo la mía como señal de cariño. Era reconfortante sentir que no estaba sola.

- Lamento no haber visto que la estabas pasando mal - Yuri se disculpó por milésima vez. Su rostro mostraba un tremendo arrepentimiento, seguro que pensaba que mi madre lo mataría por esto. La imagen de eso me causó gracia, pero no podía culparle de todo, yo tampoco había pedido ayuda cuando lo necesitaba.

- Yo soy el que debería disculparse, es decir, soy el tío ausente aquí- habló Rizos. - Mi investigación no debe ser más importante que tú Anya, te deje sola con todo esto y yo… lo lamento. - Mi vida estaba fatal, pero al menos sabía que no estaba tan arruinada como pensaba.

- Todos nos distanciamos, tratamos de ayudar a la causa lo mejor que podiamos y está bien… - Aún cuando trate de sonreír, mis tíos lo negaron todo.

- No hay excusa, tú necesitabas a tu familia más que nunca y nosotros te defraudamos.  - Rizos era muy testarudo. - He informado a tus padres de esta situación así que, haremos las cosas bien desde ahora… no te dejaremos sola… no ahora ni nunca más.

El arcoiris después de la tormenta comenzaba a darme esperanza. No sabía lo que vendría a futuro… pero estaría bien. Podía respirar sabiendo que mi tormenta estaría azotando fuerte, pero que contaba con mi familia para pasar sobre ella…