Capítulo 4.1

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Damian

Definitivamente nada estaba yendo como lo había planeado.

Debí suponer que mi hermano se involucraría para desestabilizar mi liderazgo. Como una burla, Guire y sus lacayos atacaron a matar a todo aquel que tuviera conexión con los Forger.

Y al final, no pude acercarme a Loid o a Yor Forger. Con el gran número de vampiros traidores me acorralado.

¿Cómo no podía enojarme ante tal abominación? Había jurado no involucrarme en la pelea, pero mi hermano debía comprender que ya no era el inofensivo chico de hace 50 años.

- Creo que subestimaron nuestra fuerza – Dije al grupo de vampiros desertores. – Es una lástima que prefirieran ser mi enemigo antes que mi aliado. – Tome del cabello al primer chico de la línea y lo hice arrodillarse. Necesitaba demostrar lo que pasaría por desobedecer mis órdenes.

- ¿Tienes familia? – pregunte. El chico asustado logro asentir en afirmación. - Es una lástima, tu familia viviría bajo la sombra de la traición. – Gire hacía Ewen y declaré mi sentencia. – Espósenlos a todos, cuando regresemos a Ostania todos serán atados a los postes de luz... anuncien que los traidores serán consumidos por las llamas del sol a primera hora. Es lo menos que se merecen al enfrentarse a la familia Desmond. – Ewen asintió y comenzó a darle órdenes a los demás vampiros leales.

Podía escuchar como algunos pedían piedad, otros culpaban a mi hermano, y otros con miedo pedían que no les hiciera daño a sus familias. Detestaba tener que tomar esta medida, pero había renunciado a mis ideales para cumplir mi venganza... castigar con la muerte a unos pocos no era mi mayor problema ahora. Debía localizar a los Forger lo antes posible y solo Becky podía hacerlo.

- ¿Dónde están? – le pregunte, pero no respondió... sino que se mantuvo inmóvil viendo hacia el bosque.

- Pregúntale a Emile – dijo y tras eso Emile apareció con Guire y un chico rubio noqueado.

- Bienvenido Guire, me complace informarte que tu pequeña rebelión finalizó. – dije con sarcasmo.

- Mi rebelión cumplió su cometido Damian, cuando regresemos a Ostania todos verán lo inútil que eres. – decía mientras Emile lo dejaba arrodillado frente a mí. El rostro de Guire no demostraba miedo, pero debía temerme... debía comprender que Damian Desmond era alguien con quien no debía jugar jamás.

- Tu rebelión demostró una sola cosa Guire – Me acerque a su rostro para que escuchará muy bien lo que le diría. – mi hermano no es el digno heredero al trono que el imperio necesita. – sonreí con superioridad.

- Mientes... - pero antes que siguiera hablando lo tome de su garganta. Quería que entendiera que mis actos hablaban con mis palabras.

- Mi hermano... aquel capaz de desobedecer el mandato del rey – mi mirada podría ser de odio en estos momentos, la piel de Guire comenzaba a tornarse roja... por la falta de aire. – ha cometido un grave error al desafiarme. – Emile intento apartar mi mano del cuello de Guire, pero yo continuaba apretando con todas mis fuerzas. Podría no tener tanta fuerza como él, sin embargo, mis entrenamientos servían para algo al menos.

- Él ya entiende que fue un error ir contra ti – una voz desconocida hablo llevándose la atención de todos. Solté a Guire mientras este solo se revolcaba en el suelo como el gusano que era.

- Y tú eres muy valiente o muy estúpido para atreverte a hablarme – El chico que en un principio estaba desmayado parecía estar bien ahora... o al menos eso aparentaba. En su abdomen se marcaba una herida muy profunda... seguro Guire fue quien se la hizo.

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