Phone call.

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Era una madrugada laboral para Nat algo pesada, el reloj marcaba las 2 am, solo llevaba dos horas en su trabajo y ya quería irse a dormir, aquí es donde agradecía trabajar desde casa que pero era realmente igual de agotador.

Nat viene de una familia normal de clase media, es el menor de 3 hermanos y hace poco se mudó de su pueblo a Bangkok para poder entrar a la universidad.

Al principio el plan era conseguir una beca para financiar sus estudios (pues tener 3 hijos era pesado si hablaban de universidades) pero su puntaje en los exámenes de admisión no era el mejor y mucho menos el requerido para arquitectura. Por lo que fue inevitable enfrentarse al mercado laboral.

Intentó tener un trabajo y vivir tranquilamente pero los materiales de su carrera eran costosos y aún más la vida en la capital, todo era un costo, los transportes, la renta, comidas, por ello a falta de dinero Nat tenía dos trabajos con los que lograba tener una vida más que descente.

Al final siempre fue un chico de gustos caros, cosa que veía quería comprarla y no se daría una mala vida solo por andar estudiando.

El primer trabajo era como mesero/bartender en varios eventos exclusivos de gente rica, en el cual le paganan por horas y en más de una ocasión comida del evento que siempre era deliciosa.

La paga no era mala y era el primero en agradecer que les dieran comida para no preocuparse por cocinar pero tampoco era con el que terminaba por darse sus lujos.

El otro trabajo que Nat poseía era todo menos tradicional, la paga era excelente, trabajaba desde la comodidad de su pequeño departamento y era en extremo desgastante.

Nat trabaja en una línea caliente, sexo teléfonico para ser más exactos.

Toma llamadas durante la madrugada de aquellos que no pueden conseguir con quien tener intimidad que desahogan sus fantasias con su voz y llena sus horas de conversaciones vacías pero sucias.

Al principio fue horrible, sentía todas las noches que sería la última en la cual trabajaría, no lo mal entiendan, Nat no era nada cerrado de mente y entendía la necesidad de estos negocios pero simplemente era malisimo pretendiendo un orgasmo o cualquier actividad de ese estilo, aún más cuando tampoco es que tuviera tanta experiencia en el campo sexual.

Pero con el tiempo ganó la experiencia y tuvo suficiente talento para mantener el trabajo a flote y ganar el dinero que tanto necesitaba.

Eso y que él llegó.

El señor K llamaba puntualmente todas las madrugadas a las 3 am, su voz era terciopelo a través de sus audiculares, lo imaginaba como alguien cercano a su edad, fuerte y con demasiada confianza.

Dejaba propinas en extremo jugosas, pues era un cliente VIP que claramente ocupaba su vida en hacer dinero, por ende, no era extraño que recurriera a este servicio para no permitir que el sexo arruinara su ya apretada agenda.

El primer día que aquel misterioso hombre salto en su teléfono, fue como abrir una puerta que siempre había tenido cerrada.

Para ser honestos, Nat jamás estuvo interesado o siquiera se sentía medianamente excitado aunque estuviera fingiendo orgasmos por teléfono.

Todas las llamadas eran banales, sosas y al punto, fingir tener sexo y que sea rápido para simplemente pasar al siguiente.

Y siendo honestos, Nat tampoco era un chico que se excitara fácilmente o que realmente le gustara tener sexo. Todas sus anteriores parejas fueron buenas pero no como para que el tuviera un orgasmo.

Our Love Stories - MaxNat (One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora