Capitulo Diecinueve

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Ferus escuchó resonar la voz de Malorum a través del cuarto. Él y Obi-Wan podían ver a
través de una rendija en las pesadas cortinas.

—Me arriesgué contigo —siseó la voz de Malorum como una criatura reptante—. A pesar de que no pudiste traerme lo que necesitaba de Polis Massa, o de Naboo. Tus antecedentes, a pesar de tu juventud, eran impresionantes.

Boba Fett ya no llevaba puesto el casco. Permanecía de pie, sujetándolo bajo un
brazo. Sus ojos oscuros no titilaron a pesar del ultraje. Ferus había visto antes esa mirada, en otros seres jóvenes después de las guerras.

Habían visto demasiado y habían sufrido demasiado a una edad tempranera. Niños como Trever. Aunque Trever, a pesar de sus formas criminales, tenía buen corazón. Éste, pensó Ferus, estaba dañado.

—¡Dejaste que se escaparan! —Malorum alzó la voz y remarcó duramente cada
palabra. Aun así, Boba no dijo nada. Ferus estaba impresionado y un poco desconcertado por el silencio de Boba. El joven tenía demasiada seguridad. Era inquietante. Incluso Malorum parecía inquieto.

—¿No vas a decir nada? Por tu culpa, Ferus Olin escapó y pudo regresar a Ussa. ¡Ahora está en alguna parte de este edificio!

—¿No es eso lo que quiere? —preguntó Boba—. Quería mostrar a los ciudadanos de Ussa que podría atraparle. Le tiene. Si está en el edificio, le encontrará. No puede salir.

Malorum se inclinó acercándose.

—Fuiste contratado para encontrarle. Te digo que está aquí. Tráemelo.

—Le dije cuando acepté el trabajo que necesitaba saberlo todo —dijo Boba—. No me dijo que habría Jedi involucrados.

—No lo sabía.

—Era cosa suya saberlo.

—¿Le reconociste?

—No. Pero es muy experto.

—Interesante —murmuró Malorum—. ¿Estás usando al Jedi como una excusa por tu fracaso?

—No —dijo Boba—. Eso solo hace el trabajo más desafiante. Y más caro.

—Ya se te ha pagado la tasa máxima —dijo Malorum—. No estoy autorizado a pagar nada más.

—Entonces consiga autorización —dijo Boba.

—¡Necesito que los busques ahora mismo! ¡Podrían estar en cualquier lugar! — Boba siguió sin contestar. —Éste será tu último trabajo para mí —siseó Malorum coléricamente—. Considérate autorizado. Ahora trae a ese compañero letal tuyo y encuentra a esos dos. Y no falles esta vez.

La puerta se abrió. Boba Fett salió. Malorum le siguió, la parte baja de su túnica se movía dando sacudidas como una cola.

—Ese Boba parece ser misteriosamente competente —murmuró Ferus—. ¿Puedes imaginarte cómo era su padre?

—Demasiado bien —dijo Obi-Wan, recordando cierta batalla en Kamino.
Obi-Wan accedió a los diagramas del edificio y los estudió rápidamente.
—Hay una plataforma de aterrizaje al lado de la zona de la prisión. Sirve como
entrada de servicio y también para el registro de transferencia de prisioneros. Creo que deberíamos probar esa. Podemos llegar allí a través del sistema de tuberías.

—No es por discutir contigo, Obi-Wan, pero ¿no crees que podría haber seguridad adicional en la prisión?

—Trever me dijo que los imperiales no podían hacer que los ciudadanos de la ciudad les ayudasen con la recolección de basura, la lavandería, cosas como esas, era difícil encontrar personas que se beneficiasen de la ocupación de su planeta.

The Last of the Jedi : The desesperate missionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora