La alta sociedad mágica británico apenas había cambiado las costumbres después de la guerra. Los ricos sangrepuras seguían con su ajetreado tren de vida organizando ostentosas y exclusivas fiestas en las que los que pocos eran los afortunados de ser invitados. Las brujas sangrepuras seguían celebrando sus tertulias exclusivas para aquellas damas de semejante condición. Los magos seguían reuniéndose en sus clubs privados de difícil acceso para aquellos que no eran de su mismo estatus social. En resumen, las mismas convenciones sociales, las mismas estrictas reglas de comportamiento en sociedad regían sobre aquellos que tenían el privilegio de pertenecer a aquella aristocracia que antaño manejaba los hilos del poder, salvo que ahora, solo les quedaba aparentarlo.
Todo parecía igual que antes de la primera aparición del Señor Tenebroso: los sangrepuras evitaban juntarse con mestizos y sangremuggles, o al menos con aquellos que no les reportara beneficios por su riqueza o importancia política. Si bien los prejuicios contra los nacidos de muggle habían disminuido, todavía entre la aristocracia mágica no estaba del todo bien visto, sobre todo entre los miembros más puristas, asociarse demasiado con ellos, y menos aún entablar relaciones personales más allá de los negocios. Sin embargo, la mayoría había aceptado abrir sus círculos a nuevas personalidades que, tiempo atrás, habían tenido cerradas las puertas de sus mansiones.
Narcisa sabía cómo funcionaba todo aquello. Había sido educada para ello y conocía las reglas del juego. Sabía a la perfección cómo había que comportarse en público, con quienes debía dejarse ver y quienes debían ser sus amistades o al menos, aparentarlo. Sabía que podría provocar el rechazo y la vergüenza de su familia ante sus semejantes, y también sabía cómo se podía salir de aquella situación. Era una excelente jugadora del juego de la sociedad, por muchos temida y respetada.
Las navidades habían terminado bastante mejor de lo que habían empezado. Habían pasado las fiestas en Francia, en su mansión del Bois de Boulogne, y habían aprovechado para ir al mercado mágico navideño de Estrasburgo, el mejor de Europa, volviendo antes de nochevieja. Enero entró discretamente sin hacer ruido devolviendo a los habitantes de la mansión Malfoy a su rutina. Scorpius había vuelto a Hogwarts a seguir con su cuarto curso, deseoso de volver a encontrarse con sus amigos, en especial, con Rose (aunque se empeñase en negarlo). Draco había vuelta a sus ocupaciones laborales dirigiendo los negocios de la familia, y Astoria y Narcisa habían retomado la temporada social, interrumpida por las festividades. Nuera y suegra, pese a formar parte de la misma alta sociedad, tenían círculos de amistades muy diferentes, lo que a veces provocaba pequeñas discusiones que ambas sabían cerrar en el momento en que la conversación subía de tono. El circulo de Astoria era una generación más joven, con ideales más modernos e inclusivos, favorables en la lucha por la igualdad y comprometidas con varios fines benéficos. Por el contrario, el circulo de Narcisa, estaba más anclado en el pasado. Estaba formado por muchos de los apellidos de los Sagrados Veintiocho, defensores de la pureza de la sangre y del mantenimiento de las viejas costumbres, que parecían inamovibles ante el paso del tiempo.
Aquella tarde de mediados de enero, Narcisa hospedaría una pequeña tertulia con algunas brujas sangrepuras en la propia mansión de la familia. Normalmente, cuando Narcisa le tocaba organizar alguna tertulia o alguna pequeña celebración utilizaba cualquiera de las otras propiedades de la familia en Londres como la "Green House" en Mayfair (la mansión urbana de los Malfoy) o la "Ham House", que había pertenecido a los Black. Pero esa tarde Narcisa, con el consentimiento de Draco, había podido organizar la tertulia en la mansión principal de su familia, después de mas de 25 años desde la última vez, antes de que Voldemort regresara, antes de que su familia cayera en desgracia y tuvieran que marcharse un tiempo de Inglaterra. Aun recordaba la fingida indiferencia de su hijo aquella mañana cuando le "comunicó" su intención de invitar a un pequeño grupo de brujas a una tertulia en la casa ancestral de los Malfoy, durante el desayuno en el comedor de diario.
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La Mansión de los Malfoy
FanfictionUna mansión como la de los Malfoy ha sido testigo de muchos eventos a lo largo de la historia. Tras la guerra, la mansión ha recuperado el esplendor perdido y será testigo de nuevos eventos que darán que hablar en la sociedad mágica británica.